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Cuando una anomalía estadística es reiterativa, o muy notable, se
busca una causa. Ello ha permitido desarrollar nuevos fármacos
o determinar factores de riesgo de enfermedades para el caso de
poblaciones enteras. Cada vez son más los estudios que relacio-
nan las diversas facetas del comportamiento humano con la he-
rencia genética, las condiciones sociales y económicas, o el
entorno familiar. Todo ello es muy complejo, pero parecería que
la ambición última es encontrar las causas de todo cuanto nos
acontece. Las preguntas que se hacía Planck en torno a la natura-
leza del libre albedrío siguen teniendo sentido: ¿Somos en última
instancia «autómatas inanimados en las manos de una ley de hie-
rro de la causalidad»? «Entre toda la secuencia causal de los fenó-
menos naturales, ¿hay lugar para el acto libre y responsable de
voluntad del individuo?».
Cuando Planck escribía sobre él, el problema del libre albe-
drío era una cuestión más bien filosófica y sobre la que solo cabía
especular. Aunque en un estadio todavía preliminar, esta cuestión
es hoy en día objeto de estudio científico. Cuando decimos «ob-
jeto de estudio científico» nos referimos a que se formulan hipó-
EXPERIMENTOS SOBRE LA VOLUNTAD
En un célebre experimento, el neurofisiólogo Benjamin Libet (1916-2007),
de la Universidad de California en San Francisco, registró el encefalograma de
un voluntario mientras se le solicitaba realizar un acto sencillo, como apre-
tar un botón cuando él quisiera. Libet y su equipo encontraron que la señal
neuronal de la corteza motora que daba la orden de mover la mano era ante-
rior a la consciencia del voluntario de haber tomado la decisión. En otras
palabras, la decisión de mover la mano se tomaba inconscientemente, y solo
después aparecía la consciencia de haberla tomado. Variaciones del experi-
mento de Libet se han realizado con distintas técnicas y las conclusiones
iniciales se han corroborado, al menos dentro de actos como mover una mano,
elegir entre dos objetos similares o buscar con la mirada un objeto en una
pantalla. La conclusión, que no puede más que ser provisional, es que el libre
albedrío es una «ilusión», un autoengaño que nos hace pensar que elegimos
conscientemente lo que ya han determinado mecanismos inconscientes.
CONSTANTES UNIVERSALES CONTRA LA INCERTIDUMBRE 153