Page 150 - 04 Max Planck
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sión particular_ sigue  las reglas  deterministas  de  la mecánica.
                    Planck concluye que, aunque las magnitudes macroscópicas sean
                    promedios estadísticos,  e  incluso puedan sufrir fluctuaciones
                    aleatorias, visto el asunto al detalle, en el plano microscópico, ese
                    comportamiento es resultado de leyes deterministas.
                        Y ¿qué ocurre con la mecánica cuántica? Cuando Planck escri-
                    bió en 1933 sobre la causalidad en la colección de ensayos Hacia
                    dónde va la ciencia, la mecánica cuántica estaba completamente
                    establecida. En concreto, el principio de incertidumbre de Heisen-
                    berg y la interpretación probabilística de la función  de onda de
                    Schrodinger formaban ya parte de la doctrina aceptada. Según estos
                    dos principios no podemos determinar con precisión dónde se en-
                    cuentra un electrón; solo podemos calcular la probabilidad de que
                    esté en un sitio en un momento dado. Planck aceptaba este estado
                    de cosas como un gran avance de la doctrina cuántica, pero creía, al
                    igual que Einstein o Schrodinger, que no era la última palabra.
                        En definitiva, Planck creía firmemente en la ley de causalidad,
                    y el determinismo que de ella se desprende, en cuanto a las leyes
                    IISicas se refiere. Pero ¿qué decir del hombre? Planck pensaba que
                    el principio de causalidad era compatible con la noción del libre
                    albedrío. Para comprender esta aparente contradicción hay que
                    distinguir entre la persona como objeto y la persona como sujeto;
                    entre «el otro» y «uno mismo». Cuando un psicólogo estudia a las
                    personas admite que su comportamiento está regido por la ley de
                    la causalidad, que sus actos siguen una cadena causal, y que cada
                    acción que una persona realiza tiene una causa. En un principio,
                    un conocimiento profundo de la persona en estudio podría habili-
                    tarnos para predecir su comportamiento. De hecho, Planck obser-
                    vaba que si el comportamiento de los demás fuera impredecible,
                    el mundo sería un caos, porque nunca sabríamos a qué atenernos.
                        Sin embargo, las cosas cambian cuando nos observamos a
                    nosotros mismos. Porque el objeto no puede ser a la vez el sujeto,
                    el ojo no puede verse a sí mismo.  Podemos llegar a estudiar las
                    cadenas causales que nos llevaron a tomar decisiones pasadas,
                    pero no podemos predecirnos a nosotros mismos en el instante de
                    tomar decisiones, porque formamos parte de las mismas condicio-
                    nes que van a determinar nuestro futuro. Predecirnos a nosotros






         150        CONSTANTES UNIVERSALES CONTRA LA INCERTIDUMBRE
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