Page 68 - 04 Max Planck
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aumenta o disminuye en una cantidad h v.  Además, la energía
                   de los osciladores está cuantizada. La energía de un oscilador de
                   frecuencia v solo puede tener ciertos valores que son h v,  2 h v,
                   3hv ... , nhv.
                       De  todos  estos  elementos,  el  más  destacable,  a  ojos  de
                   Planck, no debió de ser la hipótesis cuántica, sino la necesidad
                   de recurrir a la interpretación probabilística de Boltzmann. Hay
                   que tener en cuenta que tanto la electrodinámica como la termo-
                   dinámica estaban bien establecidas a finales de siglo, pero las
                   ideas de Boltzmann eran muy discutidas, especialmente en Ale-
                   mania. Planck fue, de hecho, el primero de los físicos, aparte del
                   propio Boltzmann,  que  aplicó  estos métodos.  Que  llegaran a
                   buen puerto fue sin duda una agradable sorpresa para Planck. La
                   hipótesis  cuántica quedaba,  en comparación,  en un segundo
                   plano.  Como hemos visto, Planck se vio forzado a introducirla
                   para alcanzar el resultado deseado, que no era otro que la ley que
                   ya había encontrado unos meses antes y cuya validez experimen-
                   tal había comprobado minuciosamente su amigo Rubens. Solo la
                   hipótesis cuántica hacía que el cálculo de probabilidades de los
                   diferentes estados del sistema de osciladores diera el resultado
                   esperado.
                       Si algunos artículos de Einstein (1879-1955)  o Schrodinger
                   (1887-1961) se podrían comparar con una composición de Mozart,
                   llenos de inspiración pero con una aplastante lógica interna, el
                   artículo de Planck, publicado en 1901 en losAnnalen der Physik,
                   parece una pieza de jazz y la fórmula que se encuentra en él por
                   primera vez en la historia, E= h v, una genial improvisación.
                       En una carta a R. W.  W ood treinta años más tarde Planck re-
                   flexiona sobre este trabajo y califica lo que  había hecho de un
                   «acto de desesperación».

                       Había estado peleándome con el problema del equilibrio entre la
                       materia y la radiación durante seis años (desde 1894) sin ningún
                       éxito; sabía que el problema era de una importancia fundamental en
                       física;  conocía la fórmula que reproducía la distribución espectral
                       de la energía; tenía que encontrar una interpretación teórica a cual-
                       quier precio, no importa lo alto que fuese.





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