Page 73 - 04 Max Planck
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A partir de a1ú Planck comenzó a trabajar públicamente en dos
        direcciones. Por un lado, para hacer ver a sus compatriotas que
        Alemania tenía también su responsabilidad en la guerra y que no
        todo lo que concernía a su ejército era glorioso y honorable. Por
        otro, en procurar que los lazos de cooperación científica interna-
        cional no se rompieran del todo. Al fin y al cabo, la guerra debía
        terminar algún día, y la ciencia seguiría siendo una empresa sin
        fronteras.
            A principios de 1916 Planck envió una carta abierta a Lorentz,
        con la intención de que este la publicara y la hiciera llegar a des-
        tacados científicos de las potencias aliadas.  Esta carta supuso
        para él un resarcimiento público de su error al fumar el Manifiesto
        de los 93. Y, aunque no sin reticencias por parte de los Aliados, le
        confirió una imagen de persona moderada y honorable a ambos
        lados del frente.  En la carta Planck explicaba que el sentido del
        Manifiesto no era otro que la expresión, por parte de los fumantes,
        del apoyo al ejército alemán al inicio de una guerra que se adivi-
        naba crucial para el futuro de la nación. Que quedaba para la his-
        toria analizar los hechos y determinar las culpas. Y que por encima
        de la guerra y el sufrimiento que esta provocaba había valores
        morales e intelectuales que superaban las diferencias nacionales.
            En el verano de 1915, los alemanes usaron gas venenoso con-
        tra las tropas aliadas en la batalla de Ypres, lo que supuso un en-
        frentamiento abierto entre los científicos alemanes y los ingleses
        y franceses.  Los líderes de la química alemana,  con los futuros
        premios Nobel Fritz Haber (1868-1934) y Otto Hahn (1879-1968) a
        la cabeza, participaron activamente en la preparación del ataque.
        En represalia, los franceses expulsaron de sus academias a los
        nacionales de las potencias centrales. Acciones similares se deba-
        tían entre las sociedades inglesas. Planck se opuso a que la Aca-
        demia Berlinesa de  Física y  Matemáticas  tomara medidas  de
        represalia contra las academias de los países enemigos. Consiguió
        que la academia aprobara una moción según la cual cualquier de-
        cisión al respecto se retrasaba hasta el final de la guerra. Igual-
        mente,  dentro  de  la Universidad  de  Berlín  Planck se  esforzó
        durante los años de guerra en moderar el discurso de sus colegas
        y en evitar que se rompieran todos los lazos con el exterior.





                                        EL NACIMIENTO DEL CUANTO DE ENERGÍA   73
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