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Resulta sorprendente la similitud entre los postulados de De-
mócrito y Epicuro con los que más tarde propondría John Dal-
ton. El mismo Epicuro parece que incluye la distinción no solo en
forma y tamaño, sino también en peso, con lo que el parecido es
más que notable. Además, los átomos no se fusionan, existiendo
un vacío entre ellos que permite diferenciarlos y formar cuerpos,
separándose y juntándose según se produzcan choques entre
ellos. Aunque Demócrito parece haber sido determinista - pro-
pugnando que existe una relación entre causa y efecto- , es su
pupilo Epicuro el que introdujo en el atomismo el concepto de
azar, de tal manera que así también pudo definirse el concepto
de libertad. Pero toda la naturaleza será explicada, según Demó-
crito, tomando los átomos como partícula fundamental:
La mente del hombre está formada por átomos esféricos, livianos y
suaves. El cuerpo por átomos pesados. La vista y el oído no son sino
interacciones entre los átomos de los efluvios que emanan de la cosa
percibida con nuestros ptopios átomos.
Sin embargo, no podemos admitir la teoría atomista como
una precursora de la teoría atómica, ya que la primera se realiza
desde la lógica, desprecia la experiencia sensorial y también el
propio empirismo, fundamentales en el racionalismo científico.
Para Demócrito, solo existían dos estados: lo que «era», encar-
nado por los átomos indivisibles, y lo que «no era», el mismo
vacío que permitía que esos átomos tuvieran forma, peso o in-
teraccionaran. Todo este conjunto formaba la physis, la propia
naturaleza.
En el devenir del pensamiento griego, varias décadas más
tarde que Demócrito, se impuso el aristotelismo. La enom1e figura
de Aristóteles dominó durante casi dos mil años la física y el es-
tudio de la naturaleza. En el aristotelismo las únicas cosas reales
son aquellas que podemos ver, oler, tocar, saborear u oír. Percep-
tibles por nuestros sentidos. Todo en la naturaleza es combina-
ción de los cuatro elementos básicos: aire, tierra, agua y fuego.
Todo aquello que se mueve ha de ser movido. E inicialmente debe
haber algo inmóvil que de por sí es un motor para todas las cosas
68 LA TEORÍA ATÓMICA. DE LA GRECIA ANTIGUA A MÁNCHESTER