Page 130 - 10 Galileo
P. 130

dote dominico Tommasso Caccini (1574-1648), en un sermón de
                     su congregación, acusó a Galileo de hereje por defender el helio-
                     centrismo. De nuevo, la referencia bíblica de Josué salió a lapa-
                     lestra. Los dedos acusadores se empezaban a esgrimir sin pudor,
                     señalando al mayor científico de la época.



                     CARTA  A  CRISTINA DE LORENA

                     Entre los historiadores, se considera que la pretensión de Galileo
                     de querer delimitar el papel que terúa que tener la teología en re-
                     lación con la ciencia, que expuso en una serie de cartas a Cristina
                     de Lorena, la madre de  Cosme II  de Médicis, pesaron enorme-
                     mente en su posterior amonestación. Cristina era una mujer culta
                     a quien le gustaba rodearse de humanistas y pensadores para de-
                     batir sobre toda clase de cuestiones. En una de estas discusiones
                     participó el discípulo de Galileo, Benedetto Castelli, que en ese
                     momento terúa una plaza de profesor de Matemáticas en Pisa. En
                     la discusión se tocó el tema del copemicanismo, y se planteó la
                     posibilidad de si esta doctrina era contraria a las escrituras. Cas-
                     telli defendió la independencia de la ciencia respecto de la teolo-
                     gía.  Posteriormente le comentó a Galileo el incidente, y este le
                     respondió epistolarmente, en las Cartas a Castelli, en 1613, donde
                     exponía claramente su posición. Dos años más tarde ampliaría el
                     texto con la Carta  a Cristina de  Lorena ( de la que circularon
                     numerosas copias, pero solo se publicó en 1636).
                         La carta tuvo el efecto de enfurecer a numerosos teólogos.
                     Defendía la independencia de la ciencia respecto a la teología.
                     Galileo no dudaba de la verdad de la Biblia, pero consideraba que
                     era un texto que era necesario interpretar. Y además, era necesa-
                     rio que tales interpretaciones se amoldaran a las verdades y he-
                     chos descubiertos por la ciencia. La lectura interpretativa tenía
                     que adaptarse al conocimiento firme y seguro que proporcionaba
                     la inspección científica de la realidad.
                         El propósito de Galileo era conciliar ambas disciplinas, indi-
                     cando que sus temas de estudio eran dispares y complementarios,
                     pero con esa pretensión solo logró despertar la ira de los teólogos.






         130         GALILEO Y LA INQUISICIÓN
   125   126   127   128   129   130   131   132   133   134   135