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LA ACUSACIÓN

       Finalmente, el padre Niccolo Lorini (1544-1617), también domi-
       nico, acusó a Galileo de hereje en 1615. Se le acusaba de contra-
       decir las Escrituras, y atreverse a insinuar, como lo hacía en las
       cartas a Cristina de Lorena, que el texto sagrado era interpretable.
           Tuvo también sus defensores, como el carmelita Paolo Anto-
       nio Foscarini (1565-1616), quien escribió un libro en el que se ale-
       gaba que el copernicanismo no entraba en contradicción con la
       Biblia. Sin embargo, este apoyo se acabó convirtiendo en una losa,
       ya que el libro fue considerado herético. En una carta a Foscarini,
       Belarmino expuso la condena por las siguientes razones:

           Primero. Me parece que Vuestra Paternidad y el Señor Galileo actua-
           rían prudentemente limitándose a hablar ex suppositione en vez de
           absolutamente, como he pensado siempre que habló Copémico. Pues
           decía que, suponiendo que la Tierra se mueve y el Sol está quieto se
           salvan todas las apariencias mejor que con los excéntricos y epici-
           clos, se puede perfectamente, y no tiene ningún peligro, y eso es
           suficiente para el matemático. Pero querer afirmar que realmente el
           Sol está en el centro del mundo, y solo gira sobre sí mismo sin mo-
           verse de oriente a occidente, resulta muy peligroso, no solo por irri-
           tar a todos los filósofos y teólogos escolásticos, sino también porque
           puede dañar a la santa fe, haciendo falsas las Escrituras ...

           Belarmino,  por otro lado,  mostró una cara más razonable
       cuando añadió las siguientes palabras:

           Si se diese una verdadera demostración de que [ ... ] la Tierra gira al-
           rededor del Sol, entonces habría que explicar con mucha circunspec-
           ción las Escrituras que parecen contrarias, y más bien decir que no
           las entendemos, antes que decir que sea falso lo que se ha demostra-
           do. Pero no creeré que exista tal demostración hasta que no me sea
           mostrada [ ... ] y en caso de duda no se debe abandonar la Escritura.

           A principios de 1616, once consultores-teólogos del Vaticano se
       reunieron para decidir sobre si el copernicanismo tenía que conside-






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