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creer que los cometas eran una ilusión óptica, mientras que para
Grassi se trataba de astros reales. El intercambio postal entre
partidarios de unos y de otros fue subiendo de tono y entre otros
ataques, Grassi se atrevió a escribir alguna amenaza velad~: «No
resulta seguro para un hombre piadoso afirmar el movimiento de
la Tierra».
En El ensayador, además del error sobre los cometas, Galileo
se refirió a la importancia de la experiencia directa, no de la auto-
ridad, como tribunal para decidir sobre cómo funciona el mundo.
Seguidamente añadió este conocido pasaje:
La filosofía está escrita en ese grandísimo libro que tenemos abierto
ante los ojos, quiero decir, el universo, pero no se puede entender si
antes no se aprende a entender la lengua, a conocer los caracteres
con que está escrito. Está escrito en lengua matemática y sus carac-
teres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las
cuales es imposible entender ni una palabra; sin ellos es como girar
vanamente en un oscuro laberinto.
En esta obra Galileo no hizo referencia al copernicanismo.
Sin embargo, sí que expuso otra doctrina sumamente polémica y
que de nuevo le enfrentaba a Aristóteles e indirectamente a la
Iglesia. Se trataba de la hipótesis atómica, que se oponía al hile-
morfismo aristotélico ( concepción según la cual la realidad se
compone de materia y de forma). Se trataba de un argumento aña-
dido para sus enemigos, entre cuyas filas, a partir de ese momento,
había que contar también a los jesuitas, dado que Grassi era uno
de sus líderes.
En 1620 moría Cosme II de Médicis, quien había sido su me-
cenas. Al año siguiente moría también su amigo Sagredo, de sus
tiempos venecianos. Igualmente en 1621 murió el papa Pablo V
(1550-1621), al que le sucedió, por un período muy breve, Gre-
gario XV (1554-1623), tras cuya repentina muerte se nombró a
Maffeo Barberini (1568-1644), que pasó a ser el papa Urbano VIII.
Cuando era cardenal, Barberini había sido un gran amigo de Ga-
lileo, que había celebrado sus descubrimientos científicos y lo
consideraba como un hermano. Todo parecía presagiar que los
134 GALILEO Y LA INQUISICIÓN