Page 134 - 10 Galileo
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creer que los cometas eran una ilusión óptica, mientras que para
                    Grassi se trataba de astros reales.  El intercambio postal entre
                    partidarios de unos y de otros fue subiendo de tono y entre otros
                    ataques, Grassi se atrevió a escribir alguna amenaza velad~: «No
                    resulta seguro para un hombre piadoso afirmar el movimiento de
                    la Tierra».
                        En El ensayador, además del error sobre los cometas, Galileo
                    se refirió a la importancia de la experiencia directa, no de la auto-
                    ridad, como tribunal para decidir sobre cómo funciona el mundo.
                    Seguidamente añadió este conocido pasaje:

                        La filosofía está escrita en ese grandísimo libro que tenemos abierto
                        ante los ojos, quiero decir, el universo, pero no se puede entender si
                        antes no se aprende a entender la lengua, a conocer los caracteres
                        con que está escrito. Está escrito en lengua matemática y sus carac-
                        teres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las
                        cuales es imposible entender ni una palabra; sin ellos es como girar
                       vanamente en un oscuro laberinto.

                       En esta obra Galileo no hizo referencia al copernicanismo.
                    Sin embargo, sí que expuso otra doctrina sumamente polémica y
                    que de nuevo le enfrentaba a Aristóteles e indirectamente a la
                    Iglesia. Se trataba de la hipótesis atómica, que se oponía al hile-
                   morfismo aristotélico ( concepción según la cual la realidad se
                    compone de materia y de forma). Se trataba de un argumento aña-
                    dido para sus enemigos, entre cuyas filas, a partir de ese momento,
                   había que contar también a los jesuitas, dado que Grassi era uno
                   de sus líderes.
                       En 1620 moría Cosme II de Médicis, quien había sido su me-
                   cenas. Al año siguiente moría también su amigo Sagredo, de sus
                   tiempos venecianos. Igualmente en 1621 murió el papa Pablo V
                   (1550-1621), al que le sucedió, por un período muy breve, Gre-
                   gario XV  (1554-1623),  tras cuya repentina muerte se nombró a
                   Maffeo Barberini (1568-1644), que pasó a ser el papa Urbano VIII.
                   Cuando era cardenal, Barberini había sido un gran amigo de Ga-
                   lileo, que había celebrado sus descubrimientos científicos y lo
                   consideraba como un hermano. Todo parecía presagiar que los





        134        GALILEO Y LA INQUISICIÓN
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