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auténtico conocimiento. Galileo fue invitado a formar parte de la
Academia, y pasó a ser uno de sus miembros de honor.
«Todo el sistema de los cielos se ha roto y ahora hace falta
enmendarlo.»
- CHRISTOPHER CLAVIUS,
Cesi se convirtió además en uno de los principales defensores
de Galileo en Roma. Los iba a necesitar, dado que en aquella época
la Inquisición empezó a estudiar sus afirmaciones con más deteni-
miento. El cardenal Belarmino, que había firmado la condena a
muerte de Bruno, creyó que era necesario investigarlo. Precisa-
mente durante esa época el académico aristotélico Ludovico delle
Colombe se atrevió a arremeter contra Galileo en su Discurso
contra el movimiento de la Tierra, donde, por ejemplo, afumaba
que los valles que Galileo había visto en la Luna en realidad esta-
ban recubiertos de un material invisible, de modo que el astro en
realidad sí que era perfectamente esférico. Para Colombe, Galileo
había hecho afirmaciones incompatibles con la Biblia, como lo
probaba el texto de Josué.
LUDOVICO DELLE COLOMBE
Colombe (1565-1616) fue un aristotélico que dedicó todos sus esfuerzos a
cuestionar cualquier descubrimiento incompatible con las teorías de Aristó-
teles. Además de rechazar con todo tipo de argumentos los descubrimientos
celestes, también criticaba, por ejemplo, la teoría hidrostática de Arquímedes.
Para Colombe, lo que determinaba que los cuerpos flotaran o no en un medio
acuático era su forma, no su densidad. Llegó a retar a Galileo a un concurso
público para demostrar quién tenía razón. Aunque Galileo aceptó, finalmente
el gran duque le avisó que no era conveniente que una persona con el cargo
que ostentaba se rebajara a esta clase de juegos (y sería inaceptable por otro
lado que saliera derrotado de la contienda). Finalmente Galileo rechazó el
reto, pero optó por escribir un breve tratado sobre hidrostática.
128 GALILEO Y LA INQUISICIÓN