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LAS ENSOÑACIONES LUNARES DE KEPLER
Johannes Kepler estuvo siempre al co-
rriente de los avances realizados por Ga-
lileo, quien a su vez procuraba mantener-
lo informado, aunque prudencialmente,
dado que lo consideraba un competidor
directo. Respecto a la Luna, el astrónomo
alemán planteó numerosas elucubracio-
nes a partir de la póca información que
poseía. Por ejemplo, las formas redondas
de la superficie lunar podían ser un indi-
cio de que el astro estaba hecho de un
material poroso. Esto explicaría que fue-
ra más ligera y, por esa razón, más fácil
de arrastrar por nuestro planeta. Para
Kepler, la idea de que la Luna estuviera
poblada era una posibilidad sumamente
real. Incluso llegó a especular que algu-
nas formas observadas en la superficie
del satélite terráqueo tenían que ser fruto de seres inteligentes, construcciones
ideadas para escapar del Sol: «Puesto que tienen un día cuya duración es igual
a la de quince terrestres y han de experimentar un calor insoportable, [ ... ] su
forma usual de edificar podría consistir en disponer gigantescas planicies
hundidas sacando tierra de un círculo y amontonándola anularmente a su
alrededor. [ ... ] Podría haber una especie de ciudad subterránea: las casas
serían numerosas cuevas excavadas en aquellas».
más convincente, exponiendo que se trataba de luz reflejada por
la Tierra. De la misma manera ocurre al revés: en luna llena, su
b1illo ilumina la Tierra de noche.
LAS ESTRELLAS
Al apuntar en dirección a las estrellas, una de las primeras sor-
presas para el científico pisano fue darse cuenta de que a través
del telescopio se veían más pequeñas. Este espejismo se produce,
EL TELESCOPIO Y LA REVOLUCIÓN ASTRONÓMICA 75