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EL PROBLEMA DE LA LONGITUD
Para saber la posición exacta que se ocupa en un globo como el terráqueo,
es necesario determinar la latitud y la longitud. La latitud se determina me-
diante un cálculo sencillo cuya solución se c_onocía desde siglos atrás. Este
valor, en el que se determina la altura en la que uno se encuentra en el globo
terráqueo entre el polo y el ecuador, se lograba, por ejemplo, al calcular la
altura del Sol o bien al determinar el ángulo que forma la estrella polar con el
horizonte (para lo que se podía usar un astrolabio). La longitud, sin embargo,
es una medida angular que antaño carecía de método para establecerse. Si
nos dirigimos hacia el Este en línea recta, cada 15º de longitud recorridos
tendremos que retrasar una hora nuestro reloj, mientras que hacia el Oeste,
habrá que adelantarlo una hora. Como la hora local es fácil de determinar, a
partir de la altura del Sol o de la posición de las estrellas, entonces el proble-
ma de la longitud se reduce a saber la hora en otro punto que se tome como
referencia. Trasladar dicha hora mediante un reloj de péndulo era inviable. Por
esa razón, el problema de la longitud solo se pudo resolver con la invención
del cronómetro, que realizó John Harrison (1693-1776). Su primer cronómetro
data de 1759. Desde 1884 existe la convención de dividir el globo terráqueo
en husos horarios, como si fueran gajos de una naranja, tomando como refe-
rencia el meridiano de Greenwich. Cada huso horario corresponde a una di-
ferencia de una hora, es decir, 15º de longitud.
Latitud
norte
Oº
EL TELESCOPIO Y LA REVOLUCIÓN ASTRONÓMICA 79