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El platonismo sostiene que los objetos matemáticos tienen
                     una existencia objetiva, y que el trabajo de los matemáticos con-
                     siste en descubrir las características de esos objetos. El nombre,
                     desde luego, proviene de Platón, quien a.firmaba que nuestras per-
                     cepciones son solamente el reflejo deformado de una realidad su-
                     perior que existe en el «mundo de las ideas». En ese mismo mundo
                     de las ideas habitarían los objetos que los matemáticos investigan;
                     aunque dentro del platonismo matemático hay diferentes matices,
                     esa es la idea esencial.


          «El famoso teorema de incompletitud de Godel muestra que no
          hay ningún método de prueba formal [sintáctico] con el que
          poder demostrar todas las verdades de la matemática.»

          -  W!LLARD  VAN  ÜRMAN  QUINE,  SOBRE  EL  TEOREMA  DE  GODEL.

                         La postura opuesta, que hoy en día suele recibir el nombre de
                     «formalismo», y que recoge parte de las ideas del intuicionismo y
                     del programa de Hilbert, sostiene que la matemática es simple-
                     mente una creación humana, similar en ciertos aspectos a la mú-
                     sica. La matemática, según este punto de vista, es esencialmente
                     un juego lingüístico ( un juego sintáctico) en el que hay ciertos pun-
                     tos de partida, que son los axiomas, y ciertas reglas lógicas que
                     permiten operar a partir de ellos. El trabajo del matemático consis-
                     tiría en descubrir hacia dónde nos llevan las reglas de juego (no
                     muy diferente en el fondo al trabajo de un ajedrecista que busca la
                     jugada óptima en una cierta posición). En definitiva, el platonismo
                     mantiene que los objetos matemáticos existen por sí mismos, y los
                     matemáticos descubren sus propiedades, mientras que el forma-
                     lismo a.firma que los objetos matemáticos no existen por sí mis-
                     mos, y tienen propiedades que los matemáticos les atribuyen.
                         Las dos posturas tienen sus matices, las dos tienen sus puntos
                     fuertes y sus puntos débiles, y las dos conviven hoy en día en el
                     pensamiento de los matemáticos. John D.  Barrow, un filósofo de
                     las matemáticas contemporáneo, ha escrito:  «Los  matemáticos
                     son formalistas de lunes a viernes y platonistas los fines  de se-
                     mana».  Es decir, para el trabajo diario,  a la hora de demostrar






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