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años le hizo subir rápidamente en la lista, hasta llegar a ser el ter-
cero en antigüedad del máximo tribunal del Parlamento, la Tor-
nelle, que veía las causas penales. En esa situación tuvo que
condenar en una ocasión a la hoguera a un sacerdote expulsado
que «había abusado de sus funciones», algo que le causó, si hemos
de creer su correspondencia, un gran desasosiego, que a su vez le
impidió durante unas semanas dedicarse a resolver el problema
matemático que le tenía ocupado a la sazón.
La otra gran actividad legal de Fermat era elevar peticiones
de los súbditos a la Corona. Dichos súbditos no podían hacer las
peticiones directamente; debían pasar por un consejero como Fer-
mat, al que tenían que convencer de los méritos de su petición.
Según algunos testimonios, Fermat cumplió esta función con em-
patía y generosidad.
Tenemos constancia de que fue el vocero del Parlamento de
Toulouse en sus relaciones con el poderoso canciller de la Co-
rona, Pierre Séguier. El cargo de canciller era uno de los más po-
derosos de Francia, equivalente actualmente a un ministro de
Justicia. En una instancia particular, Fermat defendió ante Sé-
guier que los habitantes de Aquitania fueran declarados exentos
de pagar un cierto impuesto, dado que, según su argumento, cual-
quier intento de cobrarlo por la fuerza llevaría irremediablemente
a indeseables revueltas civiles.
De todas formas, todo parece indicar que su carrera como
parlamentario nunca llamó demasiado la atención. El propio Fer-
mat confesó en una ocasión a Mersenne que temía que un nombra-
miento en particular, que había solicitado a Séguier, no tuviera
lugar, dado el fracaso «de su gestión en Castres», de la que no se
tienen más datos. Años más tarde, el intendente de Languedoc
escribió un informe al célebre ministro Jean-Baptiste Colbert en
el que daba su opinión sobre el primer presidente del Parlamento,
superior directo de Fermat, a quien interesaba al ministro vigilar,
y sobre sus consejeros. Su opinión de Fermat, en tanto magis-
trado, es poco halagadora:
Fermat, un hombre de gran erudición, tiene contacto con sabios de
todo el mundo. Pero suele estar muy preocupado [ con su erudición];
36 EL TEOREMA QUE TARDÓ 350 AÑOS EN SERLO