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pero pienso escribir un libro sobre este tema».  Como en tantas
                    otras ocasiones, Fermat faltó a su promesa. Dicho tratado no fue
                    escrito jamás, y la prueba nunca se encontró. Lagrange y Gauss
                    probarían casos particulares y, finalmente, Cauchy daría con una
                    prueba general en 1812. En todo caso, Fermat no logró interesar
                    a Pascal. En 1654, este contestaba con una carta cortés y hunulde
                    en la que se presentaba a sí mismo como incapaz de estar a la
                    altura matemática de Fermat, instándole a que prosiguiera sus
                    estudios y publicara sus resultados.





                    LA ECUACIÓN DE PELL Y DESALIENTOS DIVERSOS

                    Dado que no podía recurrir directamente a Frénicle, ante el re-
                    chazo de Pascal, Fermat discurrió un nuevo plan. Había entrado
                    en contacto con la matemática del inglés John Wallis a través de
                    un libro que le había proporcionado Digby. Tanto él como Wallis
                    habían adoptado un enfoque muy semejante para resolver proble-
                    mas de sumas de potencias de enteros. Lleno de esperanza por
                    ello, Fermat se dirigió a Wallis, procurando interesarlo en los pro-
                    blemas que Pascal había rechazado.
                        Sin embargo, la estrategia de Fermat para abordar a Wallis
                    fue distinta. Si a su amigo Pascal le había pedido colaboración, a
                    Wallis lo retaría.  El 3 de enero de  1657,  desde Castres, Fermat
                    escribió una carta a Claude Martin de Laurendiere, con la petición
                    de que la difundiera por la comunidad matemática. En ella se ha-
                    blaba de dos problemas particulares.  Fermat se envanecía di-
                    ciendo que la Galia Narbonesa (es decir, la Francia del Sur) daría
                    la solución si Inglaterra, Flandes y la Galia Céltica ( es decir, París)
                    eran incapaces de hacerlo. Había en este párrafo un reto implícito
                    a Frénicle, que tuvo oportunidad de leer la carta.
                        Estos problemas - y otros muchos que Fermat abordó en su
                    correspondencia sin tratarlos explícitamente- requerían del co-
                    nocimiento de las propiedades de la ecuación de Pell, cuya solu-
                    ción  general  Fermat  había,  sin  lugar  a  dudas,  encontrado:
                          2
                    x -py = 1, conp primo.
                     2



         86         LA MODERNA TEORIA DE NÚMEROS
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