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mismo se había quejado a Mersenne, en 1636, de que no existían
                     principios generales  en la aritmética para resolver problemas.
                     Pocos años después, el propio Fermat había establecido sólida-
                     mente algunos de esos principios.




                     NÚMEROS POLIGONALES


                     Después de 1644, Fermat dejó súbitamente de escribir a sus corres-
                     ponsales, en un silencio que duraria diez años. A ello contribuyó,
                     sin lugar a dudas, la muerte en 1648 de su principal corresponsal,
                     el padre Mersenne, y el hecho de que sus relaciones con sus otros
                     dos corresponsales habituales, Frénicle y Bn1lart, se habían en-
                     friado al punto de la ruptura.
                         Este hiato fue roto cuando Blaise Pascal, hijo de Étienne, se
                     dirigió  a Fermat para plantearle el problema que inauguraría la
                     teoría de la probabilidad. Durante esta correspondencia, Fermat
                     aprovechó para plantear problemas en teoría de números, con-
                     fiando en interesar a Pascal en esta. Citando una frase de Francis
                     Bacon:  «Muchos deben pasar para que el conocimiento crezca»,
                     Fermat decía que era importante crear una cofradía de matemáti-
                     cos que, compitiendo entre sí pero también colaborando, trabaja-
                     ran para resolver los problemas planteados por dicha teoría. Uno
                     de los resultados que Fermat comunicó es de una gran belleza.
                     Para explicarlo, hay que volver a la otra gran preocupación aritmé-
                     tica de los pitagóricos, los números triangulares y su generaliza-
                     ción, los números poligonales.
                        Un número triangular es aquel que puede descomponerse de
                    forma que los sumandos formen un triángulo (figura 1). Por ejemplo,
                    el número 10 tiene esta propiedad:  10 = 1 + 2 + 3 + 4,  es decir,  es la
                    suma de los cuatro primeros números naturales. El número 10 es-
                    taba en el corazón de la mística pitagórica Se referían a él como el
                     tetraktys y representaba los cuatro elementos, la armonía de las
                    esferas y el ordenamiento del espacio (O dimensiones, 1 dimensión,
                    2 y 3 dimensiones, representadas por cada línea). Los pitagóricos
                    rezaban al tetraktys y juraban por éi considerándolo engendrador






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