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cronología bíblica. Pensaba que la configuración actual del sistema
solar era consecuencia de que en el pasado remoto un cometa había
chocado o pasado cerca del Sol, haciendo saltar fragmentos que
habían comenzado a girar a su alrededor y que al enfriarse habían
dado lugar a los planetas y sus satélites. Laplace conocía bien esta
segunda hipótesis, pero de ningún modo la primera (la kantiana).
La hipótesis laplaciana pretendía aclarar un hecho bien ates-
tiguado por la observación y que Newton nunca había logrado
explicar frente a los cartesianos: todos los planetas y todos los
satélites conocidos giran en el mismo sentido y en órbitas que
están confinadas casi en el mismo plano; además, dichas órbitas
tienen muy poca excentricidad (son prácticamente circulares) y
se distinguen bien de las de los cometas ( que son bastante excén-
tricas, de giro a veces retrógrado y poseen diferentes inclinacio-
nes con respecto al plano en el que se mueven los planetas y
satélites). Para Laplace, este fenómeno era altamente improbable
y no podía deberse al mero azar, sino que tenía que tener una
causa bien definida. Aún más, dado que todos los cuerpos celes-
tes, a excepción de los cometas, compartían unas características
similares, argumentaba que tenía que ser porque compartían un
origen común. Pero criticaba a Buffon que su teoría catastrofista
solo explicaba por qué los planetas habían de moverse en el
mismo sentido y en el mismo plano, pero no por qué tenían que
hacerlo en órbitas escasamente excéntricas.
Postuló que inicialmente el Sol tenía un tamaño mucho mayor
que el actual y su atmósfera se extendía hasta los confines del
sistema solar, conformando una especie de nebulosa primitiva. En
ese estado, el Sol se parecería a las nebulosas que el telescopio
mostraba. Conforme las moléculas más exteriores de la atmósfera
solar fueron enfriándose, formaron anillos circulares en tomo a
su estrella, que se condensaron en globos y originaron los distin-
tos planetas. Así, a causa del propio movimiento de rotación de la
atmósfera solar, se explicaría que todos los planetas y sus satéli-
tes girasen en el mismo sentido y en el mismo plano. Además,
según fuese perdiendo masa, esta atmósfera iría girando cada vez
más rápido sobre sí misma, de modo que era natural que los pla-
netas más exteriores girasen más lentamente que los interiores
EL ORIGEN DEL SISTEMA DEL MUNDO 111