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A LA SOMBRA DE LA GUILLOTINA:
       ROBESPIERRE, LAPLACE Y EL TERROR

       En un antiguo convento de jacobinos, un grupo de patriotas, en-
       cabezados por el abogado Maximilien Robespierre (1758-1794),
       apodado «El Incon-uptible», tenían la costumbre de reunirse. En-
       tre sus próximos estaba el médico Jean-Paul Marat (1743-1793).
       Algunos sabios como Carnot y Monge también asistieron con re-
       gularidad a las sesiones del club. En la Asamblea estos diputados
       ocuparon los bancos más altos. Eran la «Montaña», sinónimo de
       las horas sangrientas que habrían de venir.  En oposición a los
       radicales jacobinos, se encontraban los moderados girondinos
       (llamados así por proceder del departamento de la Gironda), con-
       ducidos por el diputado y activo periodistaJacques-Pierre Brissot
       (1754-1793). En sus filas se contaba Condorcet. Finalmente, había
       un tercer grupo, la «Llanura», que se sentaba en los escaños más
       bajos y se inclinaba por unos u otros en función de sus intereses.
       Esta era la composición de la Asamblea Legislativa cuando en
       abril de 1 792  estalló la guerra, que el rey Luis alentaba secreta-
       mente. En agosto los diputados apostrofaron de traidor y cobarde
       al monarca. Se produjo, entonces, la caída definitiva de la monar-
       quía, formándose un gobierno provisional, en el que Monge y Car-
       not acaparaiian grandes responsabilidades en la organización de
       la marina y del ejército. A propuesta de Condorcet, Monge tomó
       la cartera de Marina, y Carnot la de Guerra.
           Sinmltáneamente, el pueblo, encendido en su lucha contra los
       viles déspotas y los reyes conjurados (según rezaba La Marse-
       llesa),  protagonizó una insurrección popular en que las masas
       ocuparon el Ayuntanüento y formaron la Comuna de París. Y con
       la lüsteria asesina comenzaron los ajustes de cuentas. En la Aca-
       demia de Ciencias el químico y jacobino Fourcroy, discípulo de
       Lavoisier, propuso depurar la institución de aquellos miembros
       conocidos por su incivismo ciudadano. El tiempo en que los ilus-
       tres académicos proseguían despreocupados con sus hábitos de
       lectura e investigación estaba muy cerca de cambiar. No obstante,
       hasta que se llegó a ese punto de no retorno, Laplace desarrolló
       una actividad asombrosa, participando en múltiples comisiones y






                                         LIBERTAD, IGUALDAD Y MATEMÁTICAS   77
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