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fuerte polémica doce años antes, en 1782. Marat, que era médico de
                     formación, tema un campo de investigación preferido, el de la luz,
                     sobre el que presentó varias memorias a la Academia de Ciencias.
                     Pero las teorias y los experimentos ópticos de Marat horrorizaron
                     a los académicos, incluyendo a La.place, por cuanto teman la osadía
                     de disentir del gran Newton. Brissot, que llegaria a ser el dirigente
                     más destacado de la facción girondina y,  paradójicamente, ene-
                     migo acérrimo de Marat, sacó la disputa extramuros de la Acade-
                     mia, publicando un panfleto en forma de diálogo en el que parodiaba
                     el quehacer diario de los académicos y su despotismo sabihondo.
                     En él se presentaba a La.place como el arquetipo de newtoniano
                     dogmático que, apoltronado en su sillón, desprecia con gesto arro-
                     gante los experimentos de muchos de sus colegas, porque desbor-
                     dan  el  plano  estrictamente  matemático  en  el  que  permanece
                     enclaustrado.


          «Cuántos deben sus fortunas a los manejos
         de sus castas mitades.»

         -  MARAT,  EN Los CHARLATANES MODERNOS,  EN  REFERENCIA  A  LAVOISIER  y  LAPLACE.

                         Con la llegada de la revolución, Marat rescató la polémica del
                     olvido y escribió, en 1791, una encendida diatriba contra los acadé-
                     micos titulada Los charlatanes modernos, donde descalificaba fu-
                     ribundamente a La.place y, de manera muy especial, a La.voisier. En
                     concreto, Marat escribía que La.place era famoso por «su bonita
                     mitad», aludiendo claramente a su esposa. El matrimonio de La.-
                     place con esta bella mujer veinte años más joven y perteneciente a
                     la baja nobleza era visto por Marat como una artin1aña para medrar
                     social y económicamente. Exactamente lo mismo se había dicho
                     años antes del matrimonio de La.voisier con su joven mujer. Llovía
                     sobre mojado. Es muy probable que el recuerdo de estas rencillas
                     con los trapaceros Marat y Brissot empujara a La.place a tomar la
                     decisión de alejarse de Paris durante el Terror.
                         No obstante, ni siquiera en Melun pudo sustraerse a todas
                     las obligaciones. Gozaba de demasiada reputación como cientí-
                     fico como para que el Comité de Salvación Pública prescindiera






         82          LIBERTAD, IGUALDAD Y MATEMÁTICAS
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