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UN LÍO MONUMENTAL
En La medida del mundo, el matemático y escritor francés Denis Guedj (1940-
2010) narra el arduo trabajo que supuso la medición de la cuarta parte de un
meridiano terrestre con el fin de establecer el patrón de la unidad de medida
conocida como «metro». El siguiente extracto da una idea de la confusión que
reinaba antes de la instauración del Sistema Métrico Decimal y la necesidad
de imp lantar unidades de referencia universales:
Se reprochaba a la multiplicidad de dialectos lo que se reprochó a la diversidad de
pesos y medidas: la leña se vendía por cuerdas, el carbón vegetal por cestos, el
carbón de piedra por sacos, el ocre por toneles y la madera de construcción por
marcas o vigas. Se vendía la fruta para sidra por barricas; la sal por moyos, sextarios,
minas, minotes y celemines; y el mineral a espuertas. Se despachaba el vino por
pintas, chatos, jarras, galones y botellas. El aguardiente, por cuartillos. Los paños,
cortinas y tapices se compraban por alnas o varas cuadradas; los bosques y prados
se contaban en pértigas cuadradas; la viña en cuarteras. Los boticarios pesaban en
libras, onzas, dracmas y escrúpulos: la libra valía doce onzas, la onza ocho dracmas,
la dracma tres escrúpulos y el escrúpulo veinte granos. Las longitudes se medían
en toesas y pies del Perú, que equivalían a una pulgada, una loña y ocho puntos del
pie de rey. iQué confusión! La Revolución decidió uniformarlo todo. Instauró un
sistema de medidas único y uniforme, asegurando la facilidad en los intercambios
y la integridad en las operaciones comerciales.
mización de los pesos y las medidas. La revolución métrica aca-
baba de arrancar, aunque tardaría más de una década en llegar a
buen puerto. El proyecto conoció desde su origen un desarrollo
zigzagueante, sujeto a los vaivenes políticos. Muchos fueron los
avatares de la revolución científica de la época.
El 27 de marzo de 1790, el obispo Talleyrand elevó a la Asam-
blea Nacional una propuesta al respecto emitida por Condorcet
en nombre de la Academia: Memoria sobre la necesidad y los
medios de volver uniformes, en todo el reino, todas las medidas
de longitud y de peso. Talleyrand, asesorado por los científicos
de la Academia, propuso a la Asan1blea la adopción de un revo-
lucionario sistema de pesos y medidas basado en tres únicos
principios:
LIBERTAD, IGUALDAD Y MATEMÁTICAS 87