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LA REVOLUCIÓN DE LOS «SAVANTS»

                La creación del Sistema Métrico De-
                cimal,  sancionada  por la  Asamblea
                Nacional,  fue, junto a  los  derechos
                del hombre y del ciudadano, uno de
                los  legados  inmortales de  la  Gran
                Revoluc ión.  Los  sabios  franceses,
                como sus homólogos políticos, bus-
                caban la  igualdad, en este caso me-
                diante «unas medidas iguales  para
                todos». Si  todos los ciudadanos de-
                bían ser iguales ante la ley y tener los
                m ismos derechos,  también debían
                disponer de las mismas medidas, de-  Una de las 16 placas de «metro» que colocó
                ducidas de un fenómeno natural uni-  la Oficina de Pesos y  Medidas en la ciudad
                                              de París.
                versal, y que no fuesen arbitrarias en
                el  sentido de basarse en  la  pulgada
                o el pie del señor principal. Unificación del espacio, del tiempo y de la  lengua,
                pero también de los pesos y medidas. Igualdad política e igualdad metrológi-
                ca. Quizás esta conexión entre ciencia y política no sea fortuita.
                Una revolución también científica
                La  Revolución  movilizó a los científicos, y  viceversa. De hecho, sorprende
                descubrir el  gran número de científicos que estuvieron involucrados en  los
                acontecimientos polít icos:  Bailly,  el astrónomo, los geómetras Condorcet,
                Monge y Laplace, el ingeniero Carnot, los químicos Lavoisier, Fourcroy y Ber-
                thol let... Algunos fi lósofos e historiadores de la ciencia proponen que la rela-
                ción no es  casual y que los políticos aplicaron a su  campo los m ismos princi-
                pios que los científicos venían aplicando al suyo. De igual manera que un gas
               se  concebía ahora como un conjunto de moléculas,  o  un ser vivo como un
               conjunto de células, el  Estado pasó a verse como un conjunto de ciudadanos:
                la nación. Lejos quedaba ya el tiempo en que Luis XIV, el Rey Sol, exclamaba:
               «iEI  Estado soy yo!».






                     medir; pero este dependía de la gravedad, la latitud y,  adicional-
                     mente, del tiempo.
                         Provisionalmente,  mientras daba comienzo la aventura de
                     medir el arco de meridiano entre Dunkerque y Barcelona, Borda,
                     Lagrange y Laplace calcularon un valor aproximado del metro em-






          90         LIBERTAD, IGUALDAD Y MATEMÁTICAS
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