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Monge, entre otros, enseñaron a los maestros de los futuros ciuda-
       danos de la nación. Estos tres grandes sabios explicaron matemá-
      ticas  elementales a  sus poco instruidos pero entusiastas  1200
      alumnos. Sin embargo, el proyecto de la Escuela Normal solo so-
      brevivió durante cuatro meses, aunque su influencia se dejó sentir
      en la renovación educativa corolario de los nuevos tiempos.
          Laplace dictó la lección inaugural en un anfiteatro abarro-
      tado. Su propósito era presentar los descubrimientos matemáti-
      cos  más  importantes.  De  las  diez  lecciones,  la aritmética,  el
      álgebra, la resolución de ecuaciones, la geometría elemental y la
      geometría analítica completaban las ocho prin1eras. La novena era
      para exponer el nuevo Sistema Métrico Decin1al; y la décima, para
      la teoría de la probabilidad. En esta última lección Laplace presen-
      taba, por fin, uno de los tópicos que había compartido con el ma-
      logrado Condorcet: la aplicación de las matemáticas a la sociedad
      mediante el cálculo de probabilidades. Casi dos décadas después,
      Laplace aprovecharía el borrador de su lección sobre probabili-
      dad, publicándolo como introducción a uno de sus trabajos más
      in1portantes: la Teoria analítica de  las probabilidades. Sería el
      llamado Ensayo jüosófico sobre las probabilidades, del que nos
      ocuparemos en el capítulo 5.


      TRAS LOS  PASOS DE NAPOLEÓN:
      EL  IMPERIO DE LAS CIENCIAS

      En 1785 Laplace examinó a un joven aspirante a teniente de artille-
      ría, un cadete de nombre Napoleón Bonapaite (1769-1821). No pa-
      rece que pasar por las manos pedagógicas de Laplace fuese una
      experiencia fácil de olvidar y, bastantes años después, el joven ge-
      neral aún recordaba aquel encuentro en que hubo de exanlinarse
      ante el prestigioso matemático de los conocimientos adquiridos es-
      tudiando los manuales de Euler, Bézout y Monge. Laplace examinó
      rutinariamente a ese jovencísimo cadete de dieciséis años; quedó
      en el puesto cuarenta y dos de los cincuenta y ocho candidatos, un
      resultado suficiente pai·a que pudiera iniciar una carrera promete-
      dora Este encuentro tendría un peso decisivo el resto de su vida





                                         LIBERTAD, IGUALDAD Y MATEMÁTICAS   97
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