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LA VIDA EN  MOUNT WILSON

              Mount Wilson fue patrocinado por el empresario multimillonario Andrew Car-
              negie (1835-1919), y posteriormente por la Institución Carnegie de Washington.
              Carnegie fue un gran amigo del primer director, William Hale, y  confiaba en
              su  ciencia  plenamente. Cuando Hubble se  incorporó, Hale no frecuentaba
              ya  mucho las instalaciones confiando la  dirección real  al  director asistente,
              Walter Adams, quien se  preocupaba de la  gestión más cercana y  minuciosa
              mientras Hale conseguía el  dinero para telescopios más y más grandes. Hale
              había elegido el  lugar donde se  instalaría el  telescopio, en el  monte Wilson,
              situado a 1 742 m  sobre el  nivel del mar y relativamente cerca de Pasadena,
              donde se encontraba el edificio base de la institución. En Pasadena tenían los
              astrónomos su  despacho. Es  notorio que Hubble, el  último en llegar, tenía el
              único despacho con servicio propio, heredado del propio Hale.

              Un observatorio muy particular
              El  observatorio en  la  montaña tenía  varios edificios además de los de las
              cúpulas ·que albergaban los telescopios (véase la  imagen). Había un dormi-
              torio con unas quince habitaciones para los astrónomos que observaban, o
              también  para  los  técnicos,  donde también  se  ubicaba  la  biblioteca, que
              entonces era  incluso más  importante que hoy.  Por ejemplo, con algo de
              exageración, Eddington dijo que se podía hacer astronomía sin telescopio,
              pero no se podía hacer astronomía sin biblioteca. Este edificio era conocido
              como el  «Monasterio» desde que así lo llamara el  propio  Hale. Las costum-
              bres eran diferentes con  respecto a las  de un gran telescopio actual.  Las
              mujeres no podían entrar en  los edificios de los telescopios, ni  siquiera en
              el  de los astrónomos. Hale decía que perturbarían el  trabajo de los investi-
              gadores. Tampoco se  podía tomar café por ser Hale abstemio y de alguna
              forma debía concebir que el café era algo asimilable al  alcohol. Quizá lo más
              llamativo desde nuestra perspectiva actual  era  la  cena,  que remedaba  la
              High Table de Oxford o de Cambridge. Cada uno tenía su servilletero y la co-
              locación de los servilleteros y sus dueños obedecía a un  rígido protocolo.
              La  posición central, el  sitio de honor, la  ocupaba el  astrónomo que iba a
              observar con el 100 pulgadas. A  su  derecha se sentaba el  astrónomo asis-
              tente del 100 pulgadas, y a continuación el  astrónomo del 60 pulgadas. Así
              el resto, siguiendo un rígido orden, hasta los más «humildes» trabajadores.
              A  la  cena se llamaba con una campana y todos tenían que acudir con traje
              y corbata. Evidentemente, no era Hubble sino Hale quien había implantan-
              do esta ceremonia, pero Hubble debía sentirse como en su  querida y año-
              rada Oxford. Cuando ya era viejo, los astrónomos más jóvenes empezaron
              a revelarse con tan desfasada costumbre. En una ocasión se presentaron a
              cenar dos astrónomos jóvenes de Oxford en camiseta y vaqueros y fueron
              regañados por Hubble: «¿Haríais esto en  la High Table?». Ellos respondieron








        72         LA  CLASIFICACIÓN GA LÁCTICA  Y LOS UNIVERSOS ISLAS
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