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Después de todo, ¿no habían aparecido estrellas de este tipo en
                      tiempos del astrónomo alemán Johannes Kepler (1571-1630) y del
                      danés Tycho Brahe (1546-1601)? Finalmente, Curtís puso en duda
                      la aseveración errónea, aunque honesta, de Van Maanen de que
                      había observado movimiento de rotación en nébulas espirales.
                          Así que, cuando llegó Hubble a la contienda, las dos teorías,
                      la de la Gran Galaxia que era todo el universo, encabezada por
                      Shapley, y la de que la Vía Láctea era solo una más entre millones
                      y millones de otras distantes y similares, se mantenían en pie. Más
                      bien las ideas de Curtís iban ganando terreno, pero Shapley, po-
                      lémico y verboso, encabezaba una corriente que se mantenía muy
                      viva. Hoy sabernos que era Curtís quien tenía razón, pero hemos
                      de admirar a Shapley, que fue quien calculó las distancias a los
                      cúmulos globulares, acertó en las dimensiones de la Vía Láctea y
                      puso al Sol fuera del centro, en su verdadero sitio.
                          ¿Qué más observaciones podían hacerse para dirimir entre
                      ambas teorías? El siguiente paso sería encontrar cefeidas en es-
                      pirales y ver que estaban mucho más lejos que las Nubes de Ma-
                      gallanes. Entonces ocurrieron unos hechos en los que la historia
                      no se puede comprender; en algunas ocasiones, la historia parece
                      esforzarse en parecer ilógica.
                          Corno es sabido, Shapley y Hubble se llevaban muy mal. Tam-
                     poco Hale veía con buenos ojos al brillante pero testarudo Shapley.
                      Resultó que a Shapley le ofrecieron un puesto en el observatorio
                      de Harvard que él interpretó que era de director, aunque luego re-
                      sultó que no era así. Shapley no se encontraba a gusto en Mount
                      Wilson, seguramente quería perder de vista a Hubble y aceptó la
                      oferta de Harvard. Esto ya era raro, porque la solución del gran
                      debate estaba en el telescopio de 100 pulgadas de Mount Wilson.
                         Hubble no perdonaba a Shapley que se jactara de que no hu-
                      biera querido participar corno voluntario en la Primera Guerra
                     Mundial, ni tampoco exculpaba sus ideas liberales. Estaba ansioso
                     porque Shapley se fuera de Mount Wilson y él entonces podría ha-
                     cerse el amo del 100 pulgadas. Pero fue prudente y no lo expresó
                     abiertamente. En 1921,  Shapley se fue a Harvard.  El puesto de
                     director se lo ofrecieron a Russell, no a él. A él le ofrecieron el
                     puesto de assistant professor y astrónomo.





          82         LA CLASIFICACIÓN GALÁCTICA Y LOS UNIVERSOS ISLAS
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