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los siete sellos. Se cuenta que Dirichlet utilizaba como almohada
el libro de Gauss, con el fin de que por la noche algunos de los co-
nocimientos pasaran a su cabeza.
Lagrange también alabó el libro sin reservas. En una carta a
Gauss del 31 de mayo de 1804, le dice:
Vuestras Disquisitiones os han elevado rápidamente a la categ01ia
de los primeros matemáticos, y considero que la última sección con-
tiene el más bello descubrimiento analítico que ha sido hecho desde
hace largo tiempo [ .. . ]. Creo, señor, que nadie aplaude más sincera-
mente vuestros triunfos que yo.
Si se recapacita en el hecho de que todos los resultados
expuestos fueron conseguidos por un Gauss con menos de treinta
años, no hay más remedio que quedar asombrado. Es muy posible
que por el ejemplo de Gauss, la medalla Fields, que es el galardón
más importante que puede recibir un matemático, solo se entre-
gue a personajes menores de cuarenta años. La consecuencia es
que, a diferencia de los Nobel, que acostumbran concederse a
científicos que se acercan al fin de su carrera, las medallas Fields
están reservadas a jóvenes.
PRIMER Y SEGUNDO MATRIMONIOS
A finales de 1 798, Gauss volvió a Brunswick, donde vivió hasta
1807. Es obvio que estos años fueron críticos en su carrera. En un
principio Gauss temió perder el favor del duque al terminar sus
estudios en la Universidad de Gotinga, pero en enero de 1799
Gauss le contó a Wolfgang Bolyai que el duque seguía mante-
niendo su estipendio, el cual le permitía vivir dedicado a sus inves-
tigaciones. Es obvio que en esa época Gauss estaba satisfecho de
sus logros matemáticos y que estaba colmando las expectativas
que había puestas en él, particularmente las del duque: no solo
había completado con brillantez sus estudios en la Universidad de
Gotinga, sino que había resuelto el problema de la construcción
64 «DISQUISITIONES ARITHMETICAE»