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le valieron el ingreso en la Royal Society a principios de 1672, in-
        greso que quiso revocar meses después tras la controversia desa-
        tada por su publicación sobre la naturaleza de la luz y los colores.
        El de Newton, que puede considerarse el padre de los telescopios
        actuales, terúa en el fondo del tubo un espejo de forma parabólica
        que devolvía aumentada la imagen reflejada en él, la cual a su vez
        se reflejaba en un segundo espejo situado en posición diagonal en
        dirección a la lente ocular, desde donde se observaba (figura 2).
            Con la construcción del telescopio, Newton mostró su enorme
        habilidad manual. Muchas décadas después, alguien le preguntó
        que a quién le había encargado su fabricación: «Lo hice yo mismo»,
        contestó Newton. «¿Y dónde consiguió las herramientas?», volvió
        a preguntar su interlocutor. «Las fabriqué yo mismo -fue su res-
        puesta. Y riendo añadió-: Si hubiese tenido que confiar en otras
        personas para que me hicieran las herramientas u  otras cosas,
        nunca habria hecho nada.» Pero no solo fue cuestión de habilidad





             iDÓNDE ESTÁN LOS RETRATOS DE HOOKE?

             A pesar de la  notoriedad científica de Robert Hooke y a que se hizo retratar
             al  menos en  un  par de ocasiones, no nos ha  llegado ninguna imagen suya.
             Tan solo se han conservado varias descripciones verbales; dos de ellas, de-
             bidas a amigos que lo frecuentaron, son  bastante coincidentes: ambas lo
             pintan como de baja estatura, algo «torcido», de complexión delgada y ca-
             beza grande. De tanto en tanto circula la  noticia del descubrimiento de al-
             guno de los retratos perdidos de Hooke, para después ser desmentida: la
             última fue en 2003. Coincidiendo con el tercer centenario de su fallecimien-
             to,  la  historiadora Lisa Jardine dijo haber descubierto uno de los retratos;
             esta vez la  imagen cuadraba más con las descripciones -de hecho, Jardine
             la  utilizó como portada para  la  biografía de Hooke que publicó, junto con
             otros tres autores, en 2003-. Pero después se demostraría que, en realidad,
             el  cuadro representaba  al  científico flamenco Jan  Baptista  van  Helmont
             (1579-1644). Algunas malas lenguas atribuyen a Newton la  responsabilidad
             de la pérdida de los retratos de Robert Hooke. En  la etapa de Newton como
             presidente, la  Royal Society se  mudó a unos locales que había comprado en
             la calle Crane Court. Es  posible que los cuadros de Robert Hooke se perdie-
             ran,  precisamente, en el  traslado de los enseres de una sede a otra.








                                          DESCIFRANDO LA LUZ Y LOS COLORES   131
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