Page 156 - 02 Newton
P. 156

UNA POLÉMICA QUE ACOMPAÑARÍA A NEWTON
                    HASTA LA MUERTE

                    Las Philosophical Transactions eran la revista de la Royal So-
                    ciety, lo que le daba un cariz más institucional a la acusación, y
                    puesto que Leibniz era miembro de la sociedad desde su primera
                    visita a Londres en 1673, solicitó en 1711 la rectificación de Keill.
                        Quizá Leibniz no valoró que la misma polémica sobre el cál-
                    culo infinitesimal estaba afectada por las críticas contra el funda-
                    mento metafísico de la gravitación newtoniana, críticas estas que
                    provenían del bando de Leibniz, a veces incluso del mismo Leib-
                    niz. Para desgracia suya, quizá tampoco valoró bien, cuando fue a
                    pedir apoyo y defensa a una Royal Society presidida por Newton,
                    las connotaciones nacionalistas que la polémica conllevaba, pues
                    representaba el ataque de los científicos del continente a la cien-
                    cia inglesa representada por su máximo baluarte: Newton.
                        En vez de la carta de rectificación que pidió a Keill,  Leibniz
                    recibió una respuesta muy distinta: más acusaciones vertidas por
                    Keill en una nueva carta leída en la Royal Society en una sesión
                    presidida por Newton y celebrada el 24 de mayo de 1711. Cuando
                    Leibniz recibió la carta, respondió reconociendo la paternidad
                    compartida del  cálculo y pidiendo  amparo  a  la Royal  Society
                    frente a los insultos de Keill. Conviene recoger aquí la opinión que
                    le merecían a  Newton los segundos inventores:  «Los segundos
                    inventores no tienen derechos.  El único derecho es del primer
                    inventor, aunque otro aparte descubra lo mismo. Tomar los dere-
                    chos del primer inventor y dividirlos entre él y el otro sería, de
                    otra forma, un acto de injusticia». Y todavía más: «A los segundos
                    inventores, aun siéndolo realmente, no les corresponde ningún
                    honor; su título o derecho es nulo. ¿Qué decir, por consiguiente,
                    de aquellos que ni siquiera tienen argumentos ciertos para demos-
                    trar que son segundos inventores?».
                        La suerte de Leibniz estaba echada. En respuesta a su solici-
                    tud,  Newton, por entonces presidente de la Royal Society, hizo
                    nombrar una comisión formada por amigos y defensores suyos;
                    para dar alguna apariencia de imparcialidad, se incluyó a última
                    hora al representante en Londres del reino de Prusia, que no llegó





        156         AL FRENTE DE LA CIENCIA INGLESA
   151   152   153   154   155   156   157   158   159   160   161