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UNA POLÉMICA QUE ACOMPAÑARÍA A NEWTON
HASTA LA MUERTE
Las Philosophical Transactions eran la revista de la Royal So-
ciety, lo que le daba un cariz más institucional a la acusación, y
puesto que Leibniz era miembro de la sociedad desde su primera
visita a Londres en 1673, solicitó en 1711 la rectificación de Keill.
Quizá Leibniz no valoró que la misma polémica sobre el cál-
culo infinitesimal estaba afectada por las críticas contra el funda-
mento metafísico de la gravitación newtoniana, críticas estas que
provenían del bando de Leibniz, a veces incluso del mismo Leib-
niz. Para desgracia suya, quizá tampoco valoró bien, cuando fue a
pedir apoyo y defensa a una Royal Society presidida por Newton,
las connotaciones nacionalistas que la polémica conllevaba, pues
representaba el ataque de los científicos del continente a la cien-
cia inglesa representada por su máximo baluarte: Newton.
En vez de la carta de rectificación que pidió a Keill, Leibniz
recibió una respuesta muy distinta: más acusaciones vertidas por
Keill en una nueva carta leída en la Royal Society en una sesión
presidida por Newton y celebrada el 24 de mayo de 1711. Cuando
Leibniz recibió la carta, respondió reconociendo la paternidad
compartida del cálculo y pidiendo amparo a la Royal Society
frente a los insultos de Keill. Conviene recoger aquí la opinión que
le merecían a Newton los segundos inventores: «Los segundos
inventores no tienen derechos. El único derecho es del primer
inventor, aunque otro aparte descubra lo mismo. Tomar los dere-
chos del primer inventor y dividirlos entre él y el otro sería, de
otra forma, un acto de injusticia». Y todavía más: «A los segundos
inventores, aun siéndolo realmente, no les corresponde ningún
honor; su título o derecho es nulo. ¿Qué decir, por consiguiente,
de aquellos que ni siquiera tienen argumentos ciertos para demos-
trar que son segundos inventores?».
La suerte de Leibniz estaba echada. En respuesta a su solici-
tud, Newton, por entonces presidente de la Royal Society, hizo
nombrar una comisión formada por amigos y defensores suyos;
para dar alguna apariencia de imparcialidad, se incluyó a última
hora al representante en Londres del reino de Prusia, que no llegó
156 AL FRENTE DE LA CIENCIA INGLESA