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Newton». Leibniz dejó fuera de la lista a Fatio de Duillier; además,
de su afirmación se podía deducir que Newton era discípulo suyo
en lo referente al cálculo.
Aquello fue más de lo que Fatio pudo soportar; preparó su
respuesta, que publicó en Londres en 1699, y en ella se decía: «La
realidad de los hechos me ha convencido de que ha sido Newton
el primero que descubrió este cálculo, hace ahora muchos años.
Si Leibniz, su segundo inventor, puede haber tomado algo de
Newton, es cosa que prefiero dejar al juicio de aquellos que han
visto las cartas de Newton y sus manuscritos originales. Ni el mo-
destísimo silencio de Newton, ni la constante vanidad de Leibniz
atribuyéndose en cada ocasión la invención de este cálculo, indu-
cirán a engaño a nadie que examine el material disponible como
yo lo he hecho».
Probablemente, la vieja amistad de Fatio con Newton entur-
bió aún más el asunto: Leibniz pudo pensar que Newton había
convencido a Fatio para que le acusara de plagio, si bien Fatio
pudo actuar motu proprio buscando agradar a Newton.
La decisión de Newton de incluir en su Óptica los dos apén-
dices matemáticos, especialmente el De quadratura curvarum,
estuvo sin duda relacionada con la situación que la acusación de
plagio de Fatio había creado. Y también con uno de los incues-
tionables éxitos de Leibniz: tuvo el mérito de ver en el cálculo
infinitesimal una herramienta tan potente como para cambiar lo
que las matemáticas habían sido hasta ese momento y contri-
buir, junto con los discípulos que pronto lo siguieron -Jakob y
Johann Bemoulli y el marqués de l'Hópital-, a que el cálculo se
convirtiera en los últimos diez años del siglo XVII en una pode-
rosa herramienta matemática al alcance de todo aquel que qui-
siera estudiarla.
A principios de 1709, John Keill acusó a Leibniz de plagio en
las Philosophical Transactions: «Todas estas proposiciones si-
guen de la celebradísima aritmética de fluxiones, que sin ninguna
duda inventó primero el doctor Newton, como puede fácilmente
ser comprobado por quien lea las cartas publicadas por Wallis; la
misma aritmética, bajo un cambio de nombre y notación, fue pu-
blicada después por el doctor Leibniz».
AL FRENTE DE LA CIENCIA INGLESA 155