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con sus detectores -que incluso elevaban con globos aerostáti-
cos- y sus placas fotográficas para cazar alguna nueva pieza cuán-
tica proveniente del cosmos. Así, en 194 7 se descubrieron también
otras partículas en los rayos cósmicos, como el mesón K ( o kaón),
o los hoy llamados hiperones ( A, 3, L, Q ), auténticas desconocidas
y que no se empezaron a comprender hasta algunos años después.
De esta manera, por ejemplo, la desintegración del kaón K+
en dos piones:
fue el primer ejemplo de un nuevo tipo de interacción débil que no
implicaba la emisión de electrones, y que además también involu-
craba a la interacción fuerte. Posteriormente se conocieron otros
tipos de desintegración del kaón.
Fermi se preocupaba siempre por la raíz de los problemas,
y ante el aluvión de nuevas partículas detectadas en la radiación
cósmica la pregunta simple a resolver era: ¿de dónde surgen los
rayos cósmicos? Demostró de nuevo su capacidad excepcional de
generalización en su artículo «Sobre el origen de la radiación cós-
mica», publicado en 1949, en el que propuso una teoría sobre los
rayos cósmicos que, producidos en las reacciones nucleares de las
estrellas, se aceleraban en el espacio bajo la acción de los fuertes
campos electromagnéticos estelares y galácticos, que debían ser
análogos -pero de muchísima mayor intensidad- a los que el ser
humano había podido provocar en sus ciclotrones. Sin embargo,
su teoría tenía aún algunos puntos negros, pues no resolvía de
forma sencilla el comportanüento de los núcleos pesados encon-
trados en la radiación cósmica.
En el verano de 1949, tras once años de exilio, Fermi regresó
a Italia y presentó su trabajo sobre el origen de la radiación cós-
mica en la Conferencia Internacional sobre Rayos Cósmicos ce-
lebrada en Como. En su Italia natal recibió una cálida acogida, se
emocionó en más de una ocasión en el reencuentro con sus viejos
amigos, e impartió diversas conferencias con las que encandiló a la
nueva generación de f'IBicos italianos para los que era todo un mito.
Tras regresar de Italia, Fermi publicó junto con su pupilo Chen
Ning Yang el revolucionario artículo «¿Son los mesones partículas
138 LA PARADOJA DE FERMI