Page 137 - 26 Fermi
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La física de altas energías se había iniciado y la fiebre de los
aceleradores de partículas contagió a los físicos de todo el mundo.
Fermi no fue una excepción. Poco a poco la lista de partículas au-
mentaría, a medida que se pudo jugar más con el mundo cuántico.
UNA MIRADA AL UNIVERSO
Estudiar la radiación cósmica obligó a Fermi a volver a mirar al
cielo. El cosmos le aguardaba de nuevo para dejarse leer, lanzarle
unos cuantos interrogantes y darle algunas respuestas. Los experi-
mentos de Powell, Lattes y Occhialini animaron a los investigado-
res de Berkeley a producir er1 sus aceleradores piones positivos,
negativos y neutros y a empezar a observar su interacción con la
materia. ¿Qué tipo de interacciones eran fuertes y cuáles débiles?
¿Qué partículas eran elementales, es decir, la base sobre la que
se podían obtener todas las demás? Se había lanzado la carrera
hacia el descubrimiento de todo un universo de nuevas partículas.
En 1948 Ferrni se encontró con Yukawa, Wick y Segre en Ber-
keley y pudo contrastar con ellos su visión sobre los mesones. En
palabras del propio Femü:
Cuando se propuso la teoría de Yukawa (en la que la fuerza nuclear
fuerte se corresponde con el intercambio de mesones n entre nucleo-
nes ), era legítimo creer que las partículas implicadas, protones y neu-
trones (los nucleones), y los mesones n podían ser consideradas
como paitículas elementales. Esta creencia pronto perdió fundamen-
to a medida que nuevas partículas eran rápidan1ente descubiertas.
La comunidad científica exploraba el flujo de partículas diver-
sas que procedía de la radiación cósmica, y que, en su interacción
con el can1po magnético terrestre, era capaz de crear fenómenos
meteorológicos tan espectaculares como las auroras boreales y
australes. Los físicos de partículas se encaramaban a las montañas
LA PARADOJA DE FERMI 137