Page 161 - Edición final para libro digital
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desconocidos; aunque estos fuesen los padres de su novio. Por eso,
ante el interés de su mujer, cortaba con habilidad las referencias que
esta hacía sobre la relación de los muchachos.
Terminado el desayuno, el viejo Kachka se disculpó diciendo:
—Lamento tener que dejaros, pero debo tratar unos cuantos
asuntos. Estaré fuera toda la mañana y a lo mejor no vengo a comer
—dijo dirigiéndose concretamente a Rebeca.
La veterana mujer no hizo pregunta alguna. Sabía que David so-
lía encargarse de diversos casos sin demasiada importancia a pesar de
haberse retirado. Sin embargo, esa vez estaba al tanto del compromi-
so adquirido con su hijo; por lo cual se supuso que debería llevar a
cabo alguna gestión sobre el caso de los hermanos de Fatma. Rebeca
no sabía aún que Ariel había liberado a su padre de tal compromiso
al conocer las verdaderas actividades de los Hasbúm.
Una vez se hubo ausentado su esposo, Rebeca aprovechó la oca-
sión para saciar su curiosidad. Mientras ambas mujeres recogían la
mesa le preguntó a Fatma:
—¿Estás realmente enamorada de Ariel?
La escueta pero contundente pregunta sorprendió a la joven, que
no supo cómo reaccionar en un principio. Una vez más, sus mejillas
adquirieron un tono rojizo intenso y su voz brotó insegura y débil.
—Claro que sí. Le amo más que a nada en el mundo —dijo casi
susurrando.
—No quiero que te molestes. Sé que puedo parecerte atrevida,
incluso mal intencionada, pero debes comprender que es mi único
hijo, y que su futuro me preocupa. Estoy segura que no tienes culpa
alguna en los problemas que le han venido surgiendo a Ariel desde
que te ha conocido, pero comprenderás también que de no ser tú
la mujer a la que ama se habría evitado todos esos inconvenientes.
—Lo sé. Y le garantizo que soy quien más lo lamenta. Pero no
somos dueños de nuestros sentimientos. A pesar de haber pensado
en dejarlo por el bien de su hijo, me resulta imposible hacerlo. No
quisiera que me considere usted un problema para él. Es la persona
a la que más quiero y estaría dispuesta a cualquier cosa si con ello
asegurase su felicidad. Pero tengo el convencimiento de que ninguna
otra decisión que no sea continuar juntos le haría feliz. Me ha de-
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