Page 201 - Edición final para libro digital
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—Yo me encargaré de intentarlo llegado el momento. Ahora de-
bemos centrarnos en dar los primeros pasos hacia nuestro cometido.
Durante más de una hora estuvieron los cuatro organizando la
estrategia que habían de llevar a cabo, siguiendo las instrucciones
llegadas desde Haifa. Ariel no planteo en ningún momento cual
había de ser su disposición para impedir las represalias del ejército
hebreo una vez finalizada la misión. En realidad, no tenía la menor
idea de cómo poder hacerlo, pero sí les dejó claro a sus colaborado-
res con quien, además del portavoz contactado por sus superiores,
pretendía tener una conversación al respecto.
Ya casi terminaban la reunión cuando el celular del joven Kachka
sonó con aquella melodía que la propia Fatma le había puesto como
tono días atrás. Una bella melodía cuya letra se había aprendido ya
de memoria de tanto oírsela cantar a su prometida.
¡Lucas!...
Ada dinu safalakatinu, safalakatikato
Ilek bilek bum, ilek bilek bum,
Rompí el palo, encontré gusanos
¡He, cantero! ¡He, carpintero!
Trae las herramientas y la sierra
Y reúnete conmigo delante de la puerta de la casa.
Âliq bisi u âliq far, âliq bisi u âliq far
Ha,ha,ha!
Rompí el palo, encontré gusanos
¡He, cantero! ¡He, carpintero!
Trae las herramientas y la sierra
Y reúnete conmigo delante de la puerta de la casa.
Âliq bisi u âliq far, âliq bisi u âliq far
—Dime papá. ¿Ocurre algo? —fueron las primeras palabras de
Ariel al descolgar, después de ver en la pantalla el nombre de su
progenitor.
—Hola hijo. Ante todo, espero que te encuentres bien.
—Sí, claro. Perdona. Ando un poco alterado últimamente. ¿Qué
tal estas?
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