Page 204 - Edición final para libro digital
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—En la documentación que nos han enviado aparece el número
              de teléfono al cual debemos llamar para contactar con él. El tal Pa-
              dúm forma parte de las milicias de Ezzeddin Al-Qassam, pero actúa
              de enlace con nuestro ejército en temas de comunicación.
                 —Es un infiltrado entonces —quiso aclarar el sargento Timot.
                 —No exactamente. En realidad, los palestinos le utilizan tam-
              bién con el mismo propósito. Su misión en Gaza es la de interlo-
              cutor; y no es el único. A pesar de las hostilidades, ambos bandos
              mantienen un constante flujo de información. Aunque el conflicto
              permanece activo las negociaciones son constantes, y para ello deben
              valerse de portavoces. En este caso concreto, los nuestros nos han
              elegido a nosotros.
                 —Perdone capitán. Pero si esos contactos se llevan mantenien-
              do ya desde hace tiempo, es de suponer que también Israel tenga
              hombres que desarrollen esa misión. No comprendo por qué razón
              nos han escogido a nosotros para hacernos cargo de esta —comentó
              Gorten.
                 Esta no es una misión más, alférez. Uno de los prisioneros es al-
              guien muy especial. Se trata del hijo de un influyente excomandante
              y juez de la audiencia militar. Sus contactos en las altas esferas del
              poder son una buena razón para que hayan decidido tomarse esta
              misión de una manera menos rutinaria.
                 —De todos modos, sigo sin entender por qué nosotros. Ni si-
              quiera hemos sido especialmente preparados para esto.
                 Ariel no quiso continuar con la conversación. No tenía interés
              alguno en dar a conocer a los demás su relación con Fatma ni el
              parentesco de los Hasbúm con la misma.
                 —Razones tendrán los mandos para considerarnos las personas
              idóneas. Sea como sea, aquí estamos para cumplir con nuestro co-
              metido, y no es asunto nuestro conocer las razones de los altos man-
              datarios.
                 Acto seguido, el capitán tomó su celular y marcó el número de
              su contacto en Gaza. Al otro lado sonó una voz algo chillona y con
              marcado acento palestino.
                 —Diga.
                 —¿Rahid Padúm?

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