Page 247 - Edición final para libro digital
P. 247
dando desde días atrás. Ella no quería ser un obstáculo en la vida
de Ariel. Y tampoco estaba muy segura de que su convivencia fuese
fácil. Menos aún con la señora de Kachka dispuesta a entorpecer su
relación. De todos modos, estaba con Saida y podía esperar la vuelta
de Ariel con relativa tranquilidad. De permanecer en casa de los
Kachka, no habría soportado la presión a la que le sometía Rebeca
Linsky.
Saida y su casera pasaron juntas todo el día. Si bien había sido
la anciana quien la había animado aquella mañana, el resto del día
esta no pareció llevar muy bien su reciente tragedia. A pesar de que
la novel abogada hacía lo posible por distraerla, la viuda del viejo
Abdud parecía ausente. Siempre triste, y muchas veces, cuando creía
que Fatma no la veía, llorosa y abatida.
La joven becaria tampoco se sentía bien viendo sufrir a la anciana
de aquella manera. Pero no quería sumarse a la pena que ya de por
sí sentía la mujer. Hacía lo imposible por animarla, pero según iba
anocheciendo la viuda se veía más y más afligida.
Aquella noche, Saida quiso dormir sola. Ya no solicitó la com-
pañía de la muchacha para sentirse arropada en su pena. Fatma no
le dio mayor importancia. Durante el día ya la había notado cierta-
mente agobiada.
La mujer del difunto Abdud deseaba llorar en soledad, y la presencia
de la joven la obligaba a aparentar una fuerza que ya no tenía. Sabía
que también Fatma estaba pasando por malos momentos y no deseaba
contribuir con su desgracia al agobio que ya aquejaba a la joven.
Fatma comprendía los sentimientos de Saida y no dudó en ac-
ceder a dejarla sola aquella noche. Deseaba que la anciana pudiese
desahogarse sin que su presencia la contuviese.
Al día siguiente, Fatma se levantó algo más tarde de lo habitual.
Eran ya más de las diez cuando se dirigió hacia el baño. No era
normal que el apartamento estuviese tan silencioso a aquella hora.
Pero Fatma no quería intranquilizarse como el día anterior. Pro-
bablemente Saida hubiese vuelto a salir en busca de algo con que
comenzar bien alimentadas el día.
Cuando terminó de ducharse, la joven regresó a su habitación.
Se vistió y se dispuso a esperar por la señora Maher en la cocina.
244 245