Page 270 - Edición final para libro digital
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—Perdone inspector, pero si van a interrogarla en relación a una
              muerte, considero que deberá estar presente su representante legal.
                 —No tengo ninguna duda de que está usted muy al tanto de
              los derechos de los palestinos. Pero como le he dicho, no la hemos
              acusado de nada. Sólo estamos indagando en el caso.
                 —No comprendo qué intenta insinuar con que conozco los de-
              rechos de los palestinos. ¿Acaso los judíos tienen otros derechos di-
              ferentes?
                 El inspector hizo una mueca de indiferencia. Como si intentase
              hacerle entender a Kachka que la procedencia de Fatma la hacía más
              proclive a ser investigada.
                 Kachka notó las intenciones de Masen y optó por prepararse para
              defender los intereses de la joven. No le cupo la menor duda de que
              aquel policía estaba deseando implicar a Fatma en la muerte de la
              anciana Saida.
                 —Lamento que el hecho de que la señorita Hasbúm sea palesti-
              na le empuje a usted a poner más énfasis en este caso. Pero exigiré
              que se respete la inocencia de mi representada. Por si necesita usted
              hacerle más preguntas hemos venido para que haga una declaración
              voluntaria.
                 —No es necesario, señor Kachka. Claro que se respetará su pre-
              sunta inocencia en caso de ser imputada. Pero de momento no existe
              razón alguna para que deba informarle a usted sobre nada que tenga
              que ver con esto. Si las pruebas caligráficas que hemos encargado de-
              muestran que la letra de la nota es la de la señora Maher, su represen-
              tada no deberá preocuparse por nada. Pero, si por el contrario existiese
              algún indicio de falsificación, le aseguro que tendrá usted trabajo.
                 —¿Puedo hacerle una pregunta, inspector?
                 —Desde luego.
                 —¿En serio cree usted que la señorita Hasbúm podría cometer
              un asesinato para quedarse con un pequeño apartamento y unos
              cuantos shekels? Los Maher no tenían más bienes.
                 —Eso también lo estamos investigando. No sabemos cuál era el
              patrimonio real de los Maher.
                 —Yo los conocía. Le puedo asegurar que no poseían nada más que
              su casa, y quizás unos pequeños ahorros. Vivían de sus pensiones.

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