Page 267 - Edición final para libro digital
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tu vida, y lo primero es solucionar tus problemas. Vamos a sentarnos
                 y a buscar soluciones.
                    Fatma se esforzó por tranquilizarse, algo que tan sólo consiguió a
                 medias. A pesar de su fortaleza ante las adversidades, en aquella ocasión
                 le estaba resultando muy difícil sobrellevarlo. Eran demasiadas las des-
                 gracias ocurridas en tan poco tiempo, y toda la entereza de la becaria se
                 había resquebrajado ante el peso de tan enorme tensión sentimental.
                    Ya más calmada, consiguió explicarle a Kachka, con todo detalle,
                 lo sucedido desde su retorno a Tel Avid.
                    Terminada la exposición de la joven, David Kachka quiso tran-
                 quilizarla.
                    —Lamento muchísimo todo cuanto estás pasando. Ojalá hubie-
                 se podido estar contigo para consolarte. Pero ahora tenemos que
                 centrarnos en evitar que intenten hacerte responsable de la muerte
                 de la señora Maher. Lo primero que haremos será ir a la comisa-
                 ría juntos. Allí aclararemos con el inspector Masen los detalles de
                 este caso. Lo más probable es que tan sólo te hagan unas cuantas
                 preguntas y terminen descartando tu implicación en el mismo. Yo
                 intercederé en tu favor.
                    —¿Usted cree que no me acusarán a mí de lo sucedido? —le
                 preguntó intranquila Fatma.
                    —Estoy seguro que no lo harán. Tan sólo están aplicando el
                 protocolo. Ante una muerte de estas características, y dado que tú
                 apareces como heredera, es algo habitual que lleven a cabo una in-
                 vestigación. Pero eso no significa que vayan a acusarte de nada.
                    A Fatma la tranquilizó un poco la explicación del abogado. Pero
                 a pesar de ello, en su cabeza comenzaba a fraguarse una alternativa a
                 todo aquel infierno que tanto la estaba haciendo sufrir.
                    Terminada la conversación y con la joven palestina mucho más
                 relajada, Kachka se levantó y se dirigió a la cocina; donde la señora
                 Levsky terminaba de recoger el menaje utilizado para el té. Aunque
                 en realidad, la buena señora había estado haciendo tiempo para que
                 Kachka y la prometida de su hijo pudiesen hablar a solas.
                    —Señora Levsky. Voy con Fatma a la comisaría para conocer los
                 detalles del informe y estar presente en su declaración voluntaria.
                 Volveremos pronto. Me gustaría pedirle un gran favor.

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