Page 271 - Edición final para libro digital
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—Señor Kachka. Señorita Hasbúm. Nada debe preocuparles
                 de momento. La investigación es un procedimiento normal. Usted
                 como abogado debería saberlo —dijo el inspector mirando a uno y
                 a otro alternativamente.
                    —Y lo sé. Pero quizás algo me haga pensar que el hecho de que la
                 señorita Hasbúm sea palestina podría condicionar el caso.
                    —¿Me está acusando acaso de prevaricar?
                    —Nada más lejos de mi intención. Perdone usted si ha podido
                 interpretarse así —dijo Kachka con sorna.
                    —Pues espero que así sea. No quisiera tener que querellarme
                 contra un abogado —le respondió Masen en tono parecido.
                    El padre de Ariel y la joven becaria abandonaron la comisaría
                 para dirigirse nuevamente al apartamento de la señora Levsky. Su
                 conversación con el inspector Masen no le había tranquilizado mu-
                 cho. Algo había visto en aquel hombre que denotaba grandes pre-
                 juicios. Ojalá no cupiese duda alguna en los resultados del análisis
                 caligráfico o Fatma tendría un problema más.
                    Si bien siempre podría solicitar el favor de Abe Sabel; en una acusación
                 por homicidio podría resultar muy conflictiva una intervención política.
                    Al llegar al apartamento Fatma aparecía mucho más serena. Ella
                 sabía que la nota sólo podía ser auténtica. Lo cual descartaba defini-
                 tivamente su imputación.
                    De todos modos, David Kachka no estaría tranquilo hasta no
                 conocer la trascendencia final de aquel escrito.
                    —Bueno Fatma. Debo volver a Acre. Por la tarde he de ir hasta Hai-
                 fa para atender algunas cosas pendientes. Mañana mismo volveré por
                 aquí. Espero que estés bien. No te preocupes por el inspector Masen. En
                 cuanto llegue la confirmación de autenticidad archivarán el caso.
                    Besó en la frente a la palestina y se despidió de ella. La señora
                 Levsky le acompañó hasta la puerta. Allí, antes de abandonar defini-
                 tivamente la casa Kachka le insistió a la mujer:
                    —Por favor. Cuide de ella. Y no dude en llamarme si algo va mal.
                    —Así lo haré. Puede irse usted tranquilo.
                    Cuando se hubo marchado el padre de Ariel, la señora Levsky
                 volvió al lado de Fatma. La joven, mucho más serena después de la
                 visita de Kachka, se sinceró con su solidaria vecina.

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