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CAPÍTULO 39.
abían transcurrido casi dos meses desde el fatal incidente de
Etsyon Gever. La muerte de Sabil ya había dejado de ser una
Hincógnita desde hacía mucho. Los estudios hechos a los cuer-
pos más destrozados por la explosión habían dejado claro que uno
de ellos era del mayor de los Hasbúm. Por su parte, Nabir hacía un
par de semanas que abandonara el hospital y vivía con Fatma y Ariel
en el apartamento de Tel Avid.
La estancia de la pareja allí no era definitiva. La constancia de
David Kachka y las sinceras y reiteradas disculpas de Rebeca Linsky
hacia Fatma, dejaban una puerta abierta para que la palestina to-
mase una decisión que, si bien a ella no le agradaba sobremanera,
para Ariel era sumamente importante. El joven capitán no había
renunciado a su deseo de vivir en Acre con sus padres. Era el único
hijo que tenían y ya no eran tan jóvenes. Ariel sabía que habrían de
necesitar sus cuidados al cabo de pocos años. Además, su estancia en
Tel Avid resultaba un engorro para su trabajo en la base. Tenía que
conducir a diario más de ciento sesenta kilómetros, entre ir y volver,
mientras que Acre distaba a tan sólo quince de Haifa.
Además, la propia Fatma podría trabajar en Acre o en Haifa.
Pues su padre conocía muchos bufetes en ambas ciudades, que sin
dudarlo darían a la becaria la ocasión de llegar a ser una importante
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