Page 50 - Edición final para libro digital
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—¿Me ha dicho antes que estos hombres están detenidos en As-
              calón?, ¿Verdad?
                 —Sí señor. Pero esos informes han sido enviados desde Netiv
              HaAsara por la patrulla de fronteras que les detuvo. Fueron enviados
              allí en un primer momento —respondió el interpelado.
                 —¿Y por qué razón han sido enviados a Ascalón? Según este ex-
              pediente fueron descubiertos pasando contrabando. Ese es un delito
              por el cual suelen ser retenidos en la comisaría local.
                 —Lo sé señor, pero en este caso portaban armas de fuego, por lo
              cual se les considera sospechosos de terrorismo. Lo pone en el informe.
                 Ariel sabía perfectamente lo que ponía el informe, pero no se
              fiaba de Rement. Debería hacerle creer que había pasado por alto
              aquel dato para justificar sus dudas y poder obtener un comunicado
              más exhaustivo procedente de Ascalón.
                 —Está bien —reconoció Ariel echando una ojeada a los papeles
              como si comprobase lo que el cabo le decía—, pero voy a necesitar
              un reporte más detallado. Los nombres de sus padres; si tienen her-
              manos o hermanas y los nombres de estos; a que se dedican además
              de al contrabando y las personas con quienes suelen relacionarse...
              El hecho de portar una pistola no les convierte en terroristas. A lo
              mejor son simples delincuentes y se ha exagerado un poco al enviar-
              les a Ascalón. Son aún las diez de la mañana. Tiene usted dos días
              para conseguirme esa información. El domingo comienza su susti-
              tuta, y no confío en que ella pueda desenvolverse como usted en esta
              investigación. Haga lo imposible por tener todos los detalles antes
              de mañana por la tarde. Me facilitará mucho el trabajo si puedo
              examinar este caso antes de que usted deje su puesto.
                 —Lo intentaré señor. Ahora mismo me pondré en contacto con
              Ascalón.
                 —No lo intente cabo. Hágalo. Es sumamente importante cono-
              cer esos datos —le apremió Kachka sin alzar la voz para evitar que
              Rement se sintiese molesto.
                 —Sí señor. Mañana tendrá un informe detallado. Me pondré
              inmediatamente a ello —se comprometió el cabo Abner, a quien la
              adulación le hacía sentirse importante.


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