Page 89 - Edición final para libro digital
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El patriarca de los Kachka pasó su brazo sobre el hombro de su
hijo, atrayéndolo hacia sí con la intención de animarlo.
—Ariel, veo que estás dispuesto a arriesgar tu carrera por esa mu-
chacha, lo cual no deja lugar a dudas sobre tus sentimientos hacia
ella.
—La quiero mucho papá. Y si fuese necesario, no me importaría
renunciar a ese ascenso con tal de seguir con ella.
—No lo dudo hijo. Sólo espero que todo salga bien y no tengas
que renunciar a nada. Y espero que también ella sienta lo mismo
por ti.
—Sobre su amor no me cabe duda alguna. No haría nada de lo
que estoy haciendo si tuviese la más mínima sospecha en cuanto a
su sinceridad.
—Asumo mis limitaciones para aconsejarte sobre eso ya que no
la conozco aún, pero, como padre, no me gustaría que tu futuro se
viese desbaratado por una ceguera sentimental.
—No puedo prever mi futuro papá, pero a día de hoy tengo la se-
guridad absoluta de que me quiere. De todas formas, si estuviese equi-
vocado asumiré las consecuencias de mi error. Ahora, mi única preocu-
pación consiste en encontrar la manera de salir airoso de este desafío.
—Bueno, vayámonos ya a dormir, son casi las dos. Mañana pla-
nificaremos con calma la estrategia a seguir y le contaremos a tu
madre lo que vamos a hacer. Me temo que, a corto plazo, ese será el
mayor riesgo al que nos enfrentemos.
Ambos se dirigieron a sus respectivos cuartos, algo tambaleantes.
Dejando la botella de wiski con tan sólo dos dedos en el fondo. Al
menos, esa noche, Ariel dormiría profundamente.
A la mañana siguiente, la señora Kachka tuvo que desayunar en
solitario ante la imposibilidad de hacer que sus hombres abando-
nasen la cama. A pesar de la insistencia de Rebeca, tanto Ariel como
su padre se levantaron muy tarde; bien pasado el mediodía. Los efec-
tos del exceso etílico ingerido la noche anterior perduraban aún a
esas horas, y no era precisamente la voz de una mujer enfadada lo
que deseaban escuchar en aquel estado. Sin embargo, ambos resis-
tieron estoicamente los incisivos reproches de la señora de la casa.
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