Page 87 - Edición final para libro digital
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marido por haberse hecho cargo, muchas veces, de la defensa de
                 acusados palestinos. La petición de Ariel le planteaba por lo tanto
                 un dilema. Su esposa no aceptaría de buen grado que volviese a
                 tomar parte en procesos de aquella naturaleza. Pero, por otra parte,
                 era su hijo quien se lo pedía por favor, y por lo que podía entrever el
                 muchacho estaba realmente enamorado.
                    —Hijo, sabes que he dejado de trabajar en esos casos. Tu madre
                 y yo queremos vivir tranquilos mientras Dios nos permita continuar
                 en este mundo. Por ese motivo dejamos Tel Avid para instalarnos
                 aquí. Ya sólo llevo algunos temas de carácter civil. Mis intervencio-
                 nes en defensa de terroristas me han acarreado muchos problemas.
                 Tú conoces bien lo ocurrido.
                    —Lo sé padre, pero este caso es muy importante para mí, ya que
                 está en juego mi relación con Fatma. Si consigo ayudar a sus herma-
                 nos todo será mucho más fácil.
                    —¿Pero por qué habría de influir eso en tu relación? Tú no has
                 detenido a esos dos hombres, ni tampoco tienes nada que ver en
                 ello. Tan sólo eres teniente auditor Ese asunto ni siquiera forma par-
                 te de tus atribuciones.
                    —Es cierto, pero soy un militar, y eso, muy probablemente, in-
                 fluiría en el proceder de Fatma si condenan a sus hermanos. Es posi-
                 ble que se plantee por qué razón no hice nada para ayudarles.
                    —Hijo, me has dicho que ella es también jurista y que trabajáis
                 juntos, debe saber que tú no puedes intervenir en ese procedimien-
                 to.
                    —Aunque ella comprenda mi imposibilidad de tomar partido
                 no quisiera arriesgarme. Las mujeres palestinas tienen muy arrai-
                 gado el sentimiento familiar, y a pesar del poco aprecio que Fatma
                 siente por sus dos hermanos, sé que sería para ella un duro golpe si
                 fuesen condenados como terroristas. Además, no sólo me han des-
                 autorizado para ejercer la defensa de los Hasbúm, también me han
                 propuesto para un ascenso a capitán; lo cual lleva implícito un cam-
                 bio de destino.
                    —Pero eso es una buena noticia. ¿Acaso no es tu deseo ascender
                 en el escalafón?, ese ha sido siempre tu objetivo.
                    —Sí, pero en este caso creo que ambas cosas están relacionadas.

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