Page 92 - Edición final para libro digital
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—Entonces, nada importa lo que tu padre me haya prometido,
ni tampoco lo que yo pueda anhelar. Por encima de cualquier deseo
está tu felicidad, y si tu padre y yo podemos ayudarte a alcanzarla
todo lo demás es secundario. No comprendo cómo habéis tenido
tanto reparo en contarme algo tan bello.
Padre e hijo se quedaron mirando el uno al otro, reprochándose
interiormente el haber dudado de la bondad y el infinito amor de
aquella mujer. Habiendo sentido temor de lo superficial sin dete-
nerse a pensar en el fondo de sus sentimientos. Rebeca les había
dejado muy claro que ante el inmenso amor de una madre ninguna
dificultad es insalvable.
La tarde del sábado, Ariel partió de regreso a Tel Avid con la
tranquilidad de que ya podría contarle a Fatma todo cuanto le había
estado ocultando hasta entonces. David Kachka asumiría esa misma
semana la defensa de los hermanos Hasbúm, y antes del siguiente
viernes, su hijo ya tendría información suficiente como para poder
decirle a Fatma que harían lo humanamente posible por librar a sus
hermanos de una condena por terrorismo; lo cual ya era mucho te-
niendo en cuenta la situación. Aunque respecto a su ascenso aún no
había decidido qué hacer, esperaba resolverlo también esa semana.
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