Page 94 - Edición final para libro digital
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Pero esa mañana no se le ocurrió ponerles letra a los acordes, pues
la intranquilizó recibir tan temprano reclamo. Más aún aumentó su
preocupación al ver el nombre de Ariel en la pantalla. Si bien Kachka
la recogía habitualmente para desplazarse juntos a la oficina, lo hacía
siempre mucho más tarde, y no solía telefonearla. Simplemente, a la
hora consabida, se limitaba a tocar el claxon desde la calle. Pero faltaba
aún más de media hora para que se cumpliese el cotidiano protocolo.
Si la llamaba al móvil algo inusual debía estar sucediendo.
—¿Qué ocurre, ha pasado algo? —le preguntó Fatma nerviosa
sin siquiera saludarle.
—No cariño, no ha pasado nada. He pensado que quizás hoy po-
dríamos desayunar juntos antes de ir a la oficina, por eso he querido
recogerte más temprano.
—Uffff. Creí que te había ocurrido algo —dijo Fatma suspiran-
do de alivio.
—Tranquila, todo va muy bien. Pero después de estos casi dos
días sin vernos me ha podido la impaciencia, y me pareció una bue-
na idea tener algo de tiempo para nosotros antes de ir a trabajar.
—Me encantaría, pero Saida ya tiene todo preparado y sería ha-
cerle un feo dejarlos ahora desayunando solos.
—¿Qué ocurre hija? —preguntó la señora Maher, que estaba
atenta a la conversación.
—Es Ariel, me llama para que desayunemos juntos, pero ya le he
dicho que no puedo ir —le respondió Fatma tapando el micrófono
con la mano para evitar que el teniente la escuchase.
—De eso nada. A nosotros no nos importa desayunar solos, tu
vete con él, no seas tonta —le dijo la anciana al conocer la razón de
su reparo, y mirando a Abdud en solicitud de su aceptación.
—¿En serio?, ¿no les importa si me voy ahora? —preguntó Fatma
visiblemente contenta.
—Claro que no. Al contrario, nos molestaría si no fueses.
Fatma les dio las gracias y retomó su conversación con Ariel.
—Está bien —le dijo—. En lo que tú llegas termino de vestirme.
No tardaré más de diez minutos.
—Mejor si pudiese ser en cinco, porque ya te estoy esperando
afuera.
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