Page 106 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer
Una vez aquel hombre hubo comprobado la inexistencia de
peligro en la pareja los dos fueron conducidos por un segundo in-
dividuo que estaba junto a la puerta de la mansión. Atravesaron un
gran salón, subieron por una elegante escalera y, finalmente, reco-
rrieron un amplio pasillo hasta detenerse ante una puerta cerrada.
—Esperad aquí —les ordenó secamente su guía.
El sujeto llamó a la puerta y pasó al interior de la estancia
cerrando tras de sí; salió a los pocos segundos y los invitó a pa-
sar. Ambos jóvenes entraron en un enorme estudio, profusamente
adornado y con una gran mesa de despacho al fondo, delante de
un gran ventanal; tras la mesa se encontraba un hombre de unos
treinta y seis años, bien vestido y con apariencia de poderoso. Se
le veía una persona fría y segura. Elena sintió miedo al mirar a los
ojos de aquel sujeto, había estado con muchos hombres desde que
se fugara del internado con aquel despojo que tenía por pareja, pero
nunca se había encontrado en una situación como aquella; solicita-
da como un capricho por un mafioso traficante de drogas que ella
ni siquiera conocía.
—No está mal tu chica —fue la respuesta del individuo al
saludo de la pareja.
—Gracias —dijo Ernesto casi entre dientes y sin atreverse a
mirar al sujeto a los ojos—. ¿Cuánto nos dará por estar con ella?
—Tendremos que ver qué tal se porta, ¿no?
—Usted me dijo que si veníamos sería generoso.
—Y sigo diciéndote lo mismo, pero quiero saber qué piensa
ella.
A pesar de la repugnancia que le causaba a Elena aquel tipo,
y de lo mucho que despreciaba a Ernesto; sabía que sólo podrían
conseguir lo que necesitaban si su comportamiento agradaba al tra-
ficante, y esbozando una sonrisa lo más natural posible quiso difu-
minar las dudas de aquel tipo.
—He venido para estar con usted, puede estar seguro que no
se arrepentirá.
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