Page 111 - Mucho antes de ser mujer
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José Manuel Bermúdez

                 —¿Y qué quieres que haga yo?, tendrás que llamar a la policía
            y que ellos se encarguen.
                 —No puedo llamar a la policía, me metería en un lío.
                 A pesar de los esfuerzos de Miguel por sacarse aquel problema
            de encima Elena siguió insistiendo y él no se decidía a colgarle el
            teléfono, la curiosidad le hacía interesarse por los detalles. Durante
            un buen rato escuchó los argumentos de Elena y las razones de su
            miedo pero, finalmente, zanjó la conversación reafirmándose en su
            negativa.
                 —Lo siento tía, pero yo no puedo hacer nada, paso de meter-
            me en tus rollos.
                 La chica rompió entonces a llorar superada por la desespera-
            ción y la impotencia; buscó en la agenda del aparato otro contacto,
            algún posible amigo que se preocupase por la muerte de Ernesto;
            pero después de varios intentos desistió en su empeño. Todos los
            números que figuraban en la agenda eran de gente con la misma
            relación que Miguel, ni un familiar, ni un verdadero amigo, nada;
            sólo delincuentes comunes con los que había participado en diver-
            sas fechorías. Desesperanzada ante tantas negativas a sus peticiones
            de ayuda pensó que lo mejor sería alejarse de allí y comenzó a andar
            hacia la parte baja de la ciudad, le aterrorizaba la idea de que encon-
            trasen el cadáver estando ella cerca.






















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