Page 115 - Mucho antes de ser mujer
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José Manuel Bermúdez
su mirada al oír las palabras de Miguel era como una puñalada, ha-
bía quedado claro que no le importaría compartirme; pero sí temía
enormemente que pudiese sustituirla. Los tres nos sentamos junto a
los otros dos chicos y Miguel comenzó a contarnos lo que le había
ocurrido hacía tan sólo un par de horas. A pesar de haberse desenten-
dido del tema se le veía preocupado por lo que le había dicho Elena.
—¿Y quién era el tío? —le preguntó Rodrigo.
—Me dijo que se llamaba Ernesto, que tenía mi número en el
móvil. Supongo que será un colega con el que tengo pasado algo de
maría hace unos meses.
—A ver si va a ser nuestro Ernesto.
—¿El buen samaritano?, joder tío, ¿qué dices?, Ernesto no está
tan colgado. Además me dijo que lleva tiempo con ella, se fugó del
internado para estar con él hace cosa de un año. Ernesto no está en
ese rollo y nunca nos comentó nada de eso.
—No sé, como hace tiempo que no lo vemos ni sabemos de él.
—¡Qué va, ni de coña! Se habrá ido con su hermana al pueblo,
recuerda que nos dijo que sus padres querían enviarlo a allí.
—Sí, para ponerlo a trabajar —comentó Rodrigo haciendo
que todos se riesen.
Aunque no siguieron hablando del tema yo no podía dejar de
pensar en lo que Miguel había dicho. La chica se llamaba Elena y
se había fugado de un internado un año atrás, todo coincidía y, a
pesar de lo difícil que me resultaba asumir tal casualidad terminé
por relacionar lo sucedido con mi ex compañera de juegos durante
mi corta estancia en Las Rosas.
—¿Sabes dónde vive esa chica que te llamó? —le pregunté a
Miguel interrumpiendo la conversación que mantenían.
—No tengo idea, sé que viven en un barrio marginal del cen-
tro; pero no conozco la dirección.
—¿Pero sí conoces el barrio?
—Sí, he estado varias veces por allí. ¿A qué viene tanto interés
por ese tema?
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