Page 118 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer
—Está bien, cuenta conmigo, pero no sé si no te estarás me-
tiendo en líos.
—Siempre pensando mal, eres peor que mi tía, tú hazme el
favor que ya te contaré si la encontramos.
—Vale, estate tranquila que si llama le diré que has quedado
conmigo.
—Gracias Sara, te debo una.
—Ya, ya, cuídate y no te metas en líos.
—No lo haré, chao.
Lo más difícil estaba hecho, con la tranquilidad de saber que
no tendría problemas en casa podía llamar a Miguel y convencerle
para buscar a Elena, seguro que después del beso de aquella mañana
estaría impaciente por volver a verme.
No tardó mucho en llegar, había decidido entretener la espera
dando un paseo y aún no había vuelto al parque cuando sentí su
moto detrás de mí. Se detuvo a mi lado y, sin quitarse el casco me
invitó a subir.
—Dime, ¿por qué me has besado esta mañana? —me pregun-
tó mientras tomábamos la empinada avenida que llevaba al centro.
—Me apetecía hacerlo, ¿te ha molestado?
—Ya te he dicho que no; pero me resulta extraño ese cambio,
hasta hace nada parecías una niña pija y mojigata.
—Nunca he sido pija, y mucho menos mojigata; todo lo con-
trario, conozco muy bien el ambiente en el que tú te mueves, pero
mis tíos me han ayudado siempre y no quiero decepcionarlos.
—¿Entonces ya no habrá más besos?
—Yo no he dicho eso.
—Pues tampoco has dicho otra cosa, ¿pretendes confundirme?
—No —ese monosílabo fue mi última respuesta a aquel inte-
rrogatorio, me estaba poniendo nerviosa.
En cuanto llegamos al barrio viejo Miguel aparcó la moto, la
ató a una farola junto con el casco y nos dispusimos a recorrer las
calles a pie con la esperanza de poder localizar a Elena. Durante
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