Page 116 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer
Le expliqué al grupo las razones de mi preocupación.
—¿Tú conoces a esa chica? —me preguntó Sonia.
—Creo que sí, todo coincide con Elena, mi compañera del
internado. ¿Podríamos buscarla? —pregunté a los demás casi su-
plicándoles.
Todos se quedaron mirando a Miguel, de su respuesta depen-
día la decisión general.
—Está bien, vamos a ver si encontramos a esa tal Elena; pero
paso de meterme en malos rollos, si el tío murió por una sobredosis
va a haber movida y no quiero que la poli me moleste.
Con la premisa de no intervenir en el asunto de la muerte nos
fuimos a buscar a Elena. Con algo de suerte podríamos localizarla
por la zona, incluso, si no había cambiado mucho en todo aquel
tiempo, podría reconocerla.
Estuvimos casi hasta las dos dando vueltas por la parte vieja
de la ciudad, donde supuestamente debería encontrarse el aparta-
mento del tal Ernesto, confiando en que localizaríamos a Elena o a
alguien que pudiese llevarnos hasta ella, pero fue en vano, después
de más de una hora de infructuosa búsqueda por aquel lugar y pre-
guntando a quienes nos parecía que podrían saber algo sobre ellos,
no obtuvimos ningún resultado. Ya era tarde y yo había quedado
en llegar para comer, me llevaría más de media hora volver a casa y
seguro que mi tía me echaría una buena bronca.
A pesar del interés de mi tía por conocer mi actividad de esa
mañana, pude esquivar sus preguntas con vagas respuestas y unas
cuantas mentiras. La comida se me hizo eterna debido al deseo de
llamar a Miguel para regresar por la tarde en busca de Elena, ese día
ni siquiera ayudé a fregar los platos como era mi costumbre, nada
más terminar de comer le dije a mi tía que tenía que salir porque
había quedado con Sara para ir al cine.
—¿Para ir al cine tenéis que salir tan temprano?
—Es que queremos pasar antes por la casa de Tania, queda-
mos en ayudarle a terminar una tarea para poder ir luego las tres.
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