Page 33 - Mucho antes de ser mujer
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José Manuel Bermúdez
rando hacia todos lados para localizar posibles testigos que nos hi-
ciesen salir los colores. Por suerte nadie nos había visto y, a pesar de
algunos dolorosos golpes, rompimos a reír, probablemente con la
intención de disimular nuestra propia vergüenza y no llorar por el
dolor que nos producían los moretones. Entre risas nerviosas y ma-
gulladuras volvimos a subir a la moto, pero esta vez Miguel arrancó
muy suavemente y se cuidó mucho, durante todo el trayecto, de no
ejecutar ninguna de sus clásicas maniobras de chico duro, la caída,
en su afán por fanfarronear, había dañado algo más que sus rodillas.
Unos diez minutos más tarde nos encontrábamos ante la can-
cha de baloncesto, lugar de reunión de Miguel con su pandilla.
Detuvo la moto junto a la entrada de alambre y nos bajamos; So-
nia y Miguel fueron directamente a sentarse en el banco donde se
encontraban los demás, yo, en cambio, permanecí en la entrada,
sin decidirme, esperando a que fuese Miguel quien me invitase a
acercarme para presentarme a sus colegas.
Llevaba junto a la verja de entrada más de cinco minutos y
aún no me habían llamado, ni siquiera se habían fijado en mí, me
sentía fatal allí parada y totalmente ignorada; me preguntaba qué
hacía en aquel lugar, cómo podía haberme dejado convencer para
ir con ellos; estaba claro que aquel no era mi sitio y decidí marchar-
me. Fue al verme comenzar a caminar cuando Miguel se decidió,
por fin, a solicitar mi presencia; pero ni siquiera me giré cuando
pronunció mi nombre, continué avanzando sin disimular mi enfa-
do por la ridícula situación que me estaban haciendo pasar. Miguel
salió detrás de mí, lo sentí acercarse a la carrera pero continué sin
voltearme hasta que su fuerte mano se aferró a mi brazo frenándo-
me en seco.
—¿A dónde vas? —me preguntó con tono autoritario.
—Me marcho de aquí, me estás haciendo pasar vergüenza,
ni siquiera me has presentado a tus amigos; no debí haber venido.
—Perdona, no creí que te apeteciese conocerlos, como ayer
no quisiste ni acercarte no quería que hoy te sintieses incomoda,
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