Page 119 - De la luz a las tinieblas
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—Dalman —lo llamó en voz baja, tocándole suavemente
el hombro para no molestar a los demás—, te toca hacer
guardia.
El viejo asintió. Salió de su saco desperezándose. De no
muy buena gana asumía su deber. Andrés le comentó el
incidente ocurrido durante su turno.
—¿Has podido ver que eran? —le preguntó el viejo,
manifiestamente interesado.
—No. Solo alcancé a ver unas sombras moviéndose muy
rápidamente. Pero, no tengo la menor duda de que algo debe
haber entre esos árboles. Estate muy atento, y si ves algo no
dudes en despertarnos.
—Descansa tranquilo, estaré muy pendiente.
Gosún permaneció acompañando a Dalman -los góronas
dormían muy poco-. Tendría tiempo durante el resto de la
noche para tomarse un descanso.
No sucedió nada más durante las otras guardias. Orgán,
acompañado por Garan, hizo el último relevo. Se fueron
despertando todos sin que se dieran más sobresaltos.
Antes de continuar con su periplo, deberían comer algo.
El hambre ya comenzaba a molestarles.
Se levantaron, recogieron sus sacos, cargaron todos los
pertrechos en sus correspondientes arneses, y se dispusieron
a comer.
Terminados los preparativos se sentaron, todos juntos,
formando un círculo para no perder la atención al oscuro
entorno. Se repartieron dos de aquellos asquerosos peces y
dieron cada uno buena cuenta de su desagradable ración.
Bebieron un poco y emprendieron nuevamente la marcha.
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