Page 124 - De la luz a las tinieblas
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plataforma, en perpendicular y corta distancia las unas de las
          otras,  dispusieron  largas  ramas  con  puntas  punzantes.

          Finalmente, colgaron las piedras en las brozas más altas, a
          modo  de  péndulos,  que  se  desplazarían  a  gran  velocidad
          sobre  la  fortaleza  cuando  soltasen  los  bejucos  que  las
          sujetaban al interior.
              Difícilmente  podría  nadie  penetrar  desde  arriba  sin  ser
          golpeado  por  una  de  las  rocas,  o  atravesado  por  las
          puntiagudas lanzas. En caso de atacarlos por tierra, podrían

          acabar  con  ellos  antes  de  que  consiguiesen  atravesar  la
          barrera.
              Una vez terminado su baluarte, intentaron relajarse en su
          interior. Mucho más cansados que cuando comenzaran, pero
          notablemente  más  sosegados,  comieron  y  se  acomodaron,

          dispuestos a dormir un rato.
              Fue nuevamente Andrés quien hizo la primera guardia, en
          compañía de Garan. No sería aquella una guardia tranquila,
          ni  mucho  menos,  pero  esperaba  no  tener  la  necesidad  de
          despertar a los demás. Confiaba en que los góronas no se
          atreviesen a atacarles esa noche.




















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